Juárez, Chih., a 12 de septiembre de 2025.- Lo que parecía impensable se ha convertido en una escalofriante realidad. El crimen organizado en la frontera México – Estados Unidos, habría encontrado un nuevo y aterrador mercado: el tráfico de recién nacidos.
La revelación estremeció a la frontera tras la captura de Martha Alicia “N.”, alias “La Diabla”, señalada como la mujer que reclutaba y engañaba a futuras madres para arrebatarles a sus bebés, a las órdenes del cartel fronterizo La Línea, brazo armado del Cártel de Juárez. Según fuentes de investigación en Texas, citadas por el periodista Luis Chaparro, los menores eran vendidos a compradores en Estados Unidos por la suma de 250 mil pesos cada uno.
Un crimen atroz contra mujeres vulnerables
La red funcionaba con un modus operandi tan brutal como inhumano: las mujeres en los últimos meses de embarazo eran citadas con falsas promesas de empleo para el crimen organizado, con supuestas tareas de “halconeo” y lavado de dinero. Al llegar al domicilio señalado, eran sometidas por la fuerza y, en algunos casos, víctimas de cesáreas clandestinas que les costaban la vida. Sus cuerpos, según la investigación, eran inhumados en el mismo lugar.
La nueva “industria” del narco
Este macabro giro representa una modalidad inédita dentro del mundo del crimen organizado en la frontera. Tras la disminución de secuestros de empresarios, La Línea habría apostado por una “industria” más cruel y rentable: convertir a los bebés en mercancía.
Es un modus operandi reciente, pero de altísimo impacto. Los investigadores hablan de al menos cinco casos confirmados en pocos meses, detalló Chaparro.
Con anterioridades, se había informado que el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) había incursionado también en esta práctica.
Peligro latente
Aunque “La Diabla” ya fue detenida e imputada por los delitos de feminicidio agravado y lesiones calificadas, cometido en contra de una mujer y de un recién nacido en Ciudad Juárez, la red sigue activa y su centro de operaciones estaría en el Cefereso No. 3. Esto significa que las embarazadas en la región fronteriza podrían continuar siendo blanco de este siniestro mercado.