Nextlalpan, Mex., a 12 de noviembre de 2025.— Lo que comenzó como una angustiosa búsqueda en el Estado de México, terminó en tragedia. El sacerdote Ernesto Baltazar Hernández Vilchis, de 43 años, perteneciente a la Diócesis de Cuautitlán, fue hallado sin vida este miércoles dentro de un canal de aguas negras en el municipio de Nextlalpan, luego de haber desaparecido el pasado 27 de octubre en Tultepec.
El cuerpo del religioso fue encontrado envuelto en bolsas negras, amarrado a un sillón y con evidentes signos de violencia, en una escena que estremeció incluso a los rescatistas que acudieron al sitio. Vecinos reportaron un olor fétido proveniente del canal, lo que llevó al macabro descubrimiento.
De acuerdo con fuentes de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), el cadáver presentaba un traumatismo craneoencefálico, que habría sido la causa de la muerte. El hallazgo confirma las peores sospechas sobre el paradero del párroco, quien servía en la iglesia de la Santa Cruz, en la colonia Ampliación La Piedad, de Tultepec.
La FGJEM realiza estudios genéticos y periciales para cerrar la identificación oficial, aunque la propia Diócesis de Cuautitlán reconoció que los indicios apuntan a que se trata efectivamente del sacerdote desaparecido.
Atado a un sillón, como si quisieran que nunca saliera a la luz
Fuentes cercanas a la investigación relataron que el cuerpo estaba amarrado con cinta industrial y que el sillón fue utilizado, aparentemente, para evitar que el cadáver flotara en el canal de aguas residuales.
El sitio del hallazgo, ubicado a menos de 10 kilómetros del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), fue acordonado durante horas mientras peritos recababan evidencias.
Misterio y miedo en la parroquia
Baltazar Hernández había asumido su parroquia apenas el 3 de octubre, poco antes de su desaparición. Feligreses reportaron que, desde su llegada, la iglesia había sufrido robos, daños y cortes en las cámaras de seguridad, lo que ha levantado sospechas sobre si el crimen podría estar relacionado con intentos previos de intimidación.
El sacerdote fue visto por última vez saliendo de la casa parroquial la noche del 27 de octubre. Su teléfono celular fue apagado poco después y su vehículo no ha sido localizado.
El asesinato del padre Ernesto Baltazar se suma a la ola de violencia que en los últimos meses ha alcanzado también a miembros del clero en distintas regiones del país. Su muerte deja una profunda herida en la comunidad católica y abre un nuevo capítulo en la alarmante inseguridad que azota al Estado de México.
La Fiscalía continúa las investigaciones para esclarecer el caso y dar con los responsables. Mientras tanto, los feligreses han colocado veladoras en la entrada de la iglesia… y el silencio del templo se ha convertido en símbolo de luto y de indignación.








