Uruapan, Mich., a 19 de noviembre de 2025.— El homicidio del alcalde Carlos Manzo no solo reveló un ataque quirúrgico y perfectamente coordinado, sino una verdad todavía más perturbadora: adolescentes están siendo reclutados, entrenados y usados como sicarios por grupos criminales en Michoacán y en todo el país, donde el fenómeno ha crecido silenciosamente.
La Fiscalía de Michoacán confirmó que el asesino material del alcalde fue Víctor Manuel Ubaldo Vidales, de 17 años, quien disparó siete veces durante un evento público. El joven dio positivo a anfetaminas y marihuana, un patrón que especialistas identifican como parte de la manipulación química que utilizan cárteles para controlar emocionalmente a menores reclutados.
Días después, las autoridades localizaron sin vida a dos adolescentes más vinculados a la operación: uno de solo 16 años, presuntamente encargado de la vigilancia previa al ataque, y otro de 18, presunto operador logístico. La ejecución de estos jóvenes reforzó la hipótesis de que todos formaban parte de una célula juvenil del crimen organizado, creada para operaciones rápidas y de alto impacto.
Un problema mucho más grande: México es “semillero” forzado de sicarios menores de edad
El caso Manzo no es un hecho aislado. En México, el reclutamiento de menores por el crimen organizado ha alcanzado niveles alarmantes:
Entre 30,000 y 40,000 menores participan activamente en actividades delictivas en México
De acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), miles de jóvenes son utilizados como halcones, cocineros, cobradores de extorsión, vigilantes y sicarios. México es uno de los países con mayor presencia de menores en estructuras criminales.
En Michoacán, ONGs estiman más de 3,000 menores reclutados por cárteles
Particularmente por estructuras de Carteles Unidos, CJNG, Los Viagras y remanentes de La Familia Michoacana. Zonas críticas incluyen Uruapan, Apatzingán, Buenavista, Tepalcatepec, Paracho y la Meseta Purépecha.
Casos recientes en Michoacán confirman el patrón
• 2025 – Zamora: Tras un enfrentamiento con personal militar que dejó tres pistoleros muertos, fue detenida una célula de cuatro adolescentes.
• 2023 – Morelia: Detención de una célula de 5 menores (de 14 a 17 años) entrenados como halcones y operadores de motocicleta para asesinatos express.
• 2022 – Buenavista: Hallazgo de un “campamento escuela” con ropa táctica infantil y cuadernos con instrucciones para emboscadas.
• 2021 – Aguililla: El CJNG difundió un video donde varios menores portaban armas largas durante un avance armado.
• 2020 – Zamora: Un niño de 12 años apodado “El Chapito” fue detenido por participar en varios homicidios.
Especialistas señalan que estos jóvenes suelen ser reclutados mediante enganches económicos, promesas de estatus, amenazas directas contra sus familias o bajo condiciones de pobreza extrema. Otros ingresan voluntariamente tras ser seducidos por la narrativa de poder que circula en TikTok, WhatsApp y grupos locales.
Michoacán: territorio fértil para el reclutamiento
Zonas como Paracho —lugar de origen del sicario que mató al alcalde Manzo— son consideradas de alto riesgo por la falta de empleo, migración, abandono escolar y presencia de células armadas.
Estudios de REDIM muestran que:
- 4 de cada 10 jóvenes en regiones rurales de Michoacán abandonan la secundaria.
- El 60% de los menores detenidos había sido contactado por un cártel antes de los 15 años.
- Casi la mitad reportó consumo de drogas impuesto por criminales antes de participar en actividades.
El reclutamiento de adolescentes se ha convertido en una estrategia de guerra para los cárteles: jóvenes son más fáciles de manipular, cuestan menos, obedecen sin preguntar y su edad complica procesos judiciales.
El caso Manzo: el crimen organizado usando a menores para operaciones de alto perfil
La ejecución del alcalde Carlos Manzo —un funcionario con fuerte respaldo social— reveló que los grupos criminales no solo usan a adolescentes para tareas menores, sino que ahora los sitúan como sicarios principales en operaciones de carácter político y territorial.
Este caso expuso el nivel de entrenamiento que reciben, la capacidad para infiltrarse en actos públicos, el uso de drogas para manipularlos, y la rapidez con la que son eliminados para evitar filtraciones.
La magnitud del problema exige al Gobierno Federal un estrategia urgente de rescate de menores reclutados, siendo el caso Manzo la punta de un iceberg nacional.








