Zapopan, Jal., a 18 de diciembre de 2025.— El nombre de Armando G., alias “Delta 1”, vuelve a colocarse en el centro del tablero criminal del país. Considerado por autoridades federales como uno de los principales jefes de uno de los más brazo armado de un importante grupo criminal, fue recapturado en Zapopan en un operativo encabezado por un grupo especializado procedente de la Ciudad de México, en una acción que reaviva viejas heridas políticas y criminales.
“Delta 1” no es un personaje menor. Durante años fue identificado como protagonista directo de la ofensiva del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) para expandirse y consolidarse en Michoacán, uno de los territorios más disputados por el crimen organizado. Informes de inteligencia lo colocaron como responsable del despliegue de células armadas de élite, conocidas como “Los Deltas”, utilizadas para imponer control territorial, enfrentar a grupos rivales y sostener la presencia del cártel en zonas estratégicas del occidente del país.
La recaptura ocurre en un contexto altamente simbólico: a cinco años del asesinato del exgobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval, perpetrado el 18 de diciembre de 2020 en el bar Distrito 5 de Puerto Vallarta, un crimen que conmocionó a la clase política nacional y que hasta hoy no ha sido esclarecido plenamente. Aunque Armando G. ha sido señalado en distintos momentos como uno de los principales sospechosos, las autoridades no han logrado judicializar una acusación formal por ese homicidio.
Esta no es la primera vez que “Delta 1” cae. El 28 de octubre de 2024 fue detenido en la colonia Jardines del Country, también en Zapopan, y trasladado al penal del Altiplano, donde permaneció siete meses. Sin embargo, su caso se convirtió en un símbolo de las debilidades del sistema judicial: un juez modificó su situación jurídica y lo envió a reclusión domiciliaria, luego de que solo se le imputaran delitos contra la salud y portación de armas de fuego.
Los cargos más graves —terrorismo, homicidio, delincuencia organizada y operaciones criminales en Michoacán— no prosperaron por falta de pruebas. La defensa fue contundente. Su abogado, Víctor Beltrán, acusó a la Fiscalía General de la República de construir expedientes sin sustento y calificó las imputaciones como “novelas” e “inventos”.
Este nuevo arresto, del que aún no se han revelado los delitos imputados, vuelve a poner sobre la mesa la conexión entre Jalisco y Michoacán, dos estados unidos por una violencia que ha sido disputada a sangre y fuego. Para las autoridades, “Delta 1” representa el eslabón entre la estructura armada del CJNG en Jalisco y su proyección militar hacia Michoacán; para la defensa, es el ejemplo de un caso inflado sin pruebas firmes.
Sacado de su domicilio sin resistencia, vestido de manera casual, Armando G. fue ingresado al Registro Nacional de Detenciones a las 14:46 horas, mientras el silencio oficial alimenta la especulación.








