Apatzingán, Mich., a 5 de diciembre de 2025.— Lo que comenzó como una protesta por adeudos y violaciones laborales en el Ayuntamiento de Apatzingán terminó convertido en un escándalo moral que ya sacude al gobierno municipal. La alcaldesa Fanny Lyssette Arreola Pichardo no solo desestimó las exigencias del sindicato SUESMA, sino que se lanzó en contra de una trabajadora que enfrentaba el momento más duro de su vida: el deterioro crítico de salud de su bebé recién nacido.
En declaraciones públicas, Arreola aseguró que la toma del palacio municipal responde a “intereses meramente personales” y acusó que la empleada habría utilizado documentos inválidos e incluso apócrifos para justificar su licencia por maternidad, sugiriendo que actuó con dolo.
“Decidió de manera ilegal utilizar documentos invalidados […] creemos incluso son apócrifos […] alevosía para sustentar una licencia maternal”, expresó la alcaldesa.
Las palabras cayeron como gasolina en un incendio político ya encendido. Para los trabajadores fue un golpe bajo: mientras exigen pagos atrasados, prestaciones y respeto contractual, la presidenta optó por personalizar el conflicto en una mujer que acababa de vivir cirugías y complicaciones médicas de su hijo, y que afirma tener su incapacidad legalmente otorgada por el ISSSTE.
La respuesta que puso a temblar redes
La empleada aludida, Georgina Aguilar, respondió con una publicación que rompió el muro institucional y llevó la discusión al terreno más sensible: la vida de un hijo.
“Despedirse de un hijo en la sala de espera de un quirófano es lo más desgarrador. […] Mi incapacidad fue otorgada legalmente. Usted conoce PERFECTAMENTE el caso.”
“Usted está actuando de mala fe. Por favor déjenme en paz. Respete la vida y la privacidad de mi bebé.”
En cuestión de horas, la narrativa cambió de conflicto laboral a indignación pública. La pregunta que muchos ya hacen en Apatzingán es inevitable: ¿Por qué una alcaldesa arremete contra una madre en duelo en vez de resolver los adeudos y demandas laborales?
Mientras el municipio enfrenta protestas, edificios tomados y un clima social incierto, la administración municipal se hunde sola en un lodo mediático que pudo evitar con empatía y diálogo. En lugar de eso, respondió con acusaciones sin pruebas públicas visibles, criminalizando a una mujer convaleciente emocionalmente.
Una crisis que ya no es solo sindical — ahora es humana, política y ética
La imagen de Arreola se desliza hacia una figura insensible, confrontativa y ajena al dolor social, especialmente en un contexto donde maternidad, salud y derechos laborales son bandera de lucha. Lo que se suponía una defensa institucional terminó proyectándose como revictimización, y sumó combustible al enojo de los empleados municipales.
Y la alcaldesa enfrenta ahora no solo demandas laborales, sino una ola de indignación que podría perseguirla políticamente. Esto ya no es un conflicto administrativo: es una historia que golpea en la moralidad, y en esa arena, el costo para una figura pública suele ser irreversible.








