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MensajearMorelia, Mich., a 4 de julio de 2025.- La Fiscalía General del estado de Michoacán (FGE) podría vivir un cambio drástico en su dirección en las próximas semanas, con la inminente salida de su titular, Adrián López Solís, quien enfrenta una creciente presión política desde el interior del propio gobierno estatal.
De acuerdo con versiones extraoficiales, pero cada vez más insistentes, la administración de Alfredo Ramírez Bedolla ya tendría en marcha un plan para sustituir a López Solís, quien asumió el cargo durante el gobierno silvanista y cuya labor ha sido cuestionada por la falta de resultados tangibles en materia de procuración de justicia.
Aunque el número de detenciones vinculadas con delitos está en su apogeo y algunos delitos de alto impacto han ido a la baja, como el homicidio doloso, existen miles de carpetas sin resolver.
Negociaciones bajo la mesa
Según fuentes cercanas a las negociaciones, López Solís habría recibido la oferta de dejar el cargo de manera anticipada a cambio de un paquete de tres notarías públicas.
El posible relevo, aseguran, sería Carlos Torres Piña, actual secretario de Gobierno y figura de total confianza del mandatario michoacano. Su eventual designación marcaría un giro total en la conducción de la FGE y permitiría al gobierno cerrar filas rumbo a la recta final del sexenio.
Para lograrlo, el Congreso del estado jugará un papel determinante. Con mayoría de Morena y sus aliados, el Ejecutivo podría maniobrar para facilitar la salida de López Solís y nombrar un nuevo fiscal; sin embargo, la división interna del bloque evidencia que no todos están de acuerdo con este plan e incluso han detenido proyectos conjuntos.
Por ahora, el futuro de López Solís parece estar decidido. Solo resta saber si dejará el cargo por la vía del acuerdo o si se optará por una remoción más frontal. En cualquiera de los escenarios, la Fiscalía se perfila como el nuevo campo de batalla político en Michoacán.
