Ciudad de México, a 14 de junio de 2025.- La Secretaría de la Defensa Nacional (Defensa) alista la compra de equipo tecnológico para el combate al cada vez más frecuente uso por parte de la delincuencia organizada, de drones para vigilancia y lanzamiento de explosivos, así como de las minas, siendo Michoacán líder nacional en el aseguramiento, uso y muertes asociadas a estos artefactos.
Frente a una realidad donde los ataques con explosivos improvisados se han vuelto una constante en regiones del país, las Fuerzas Armadas mexicanas se preparan para una nueva fase operativa: la guerra contra artefactos aéreos y trampas terrestres. La estrategia contempla la incorporación de drones con capacidades de rastreo, inhibidores de señal y vehículos desminadores operados a control remoto.
El objetivo es claro: “Incrementar la seguridad del personal militar y mitigar la tasa de mortalidad del personal militar, ante ataques con artefactos explosivos que son arrojados por drones y explosivos ocultos sobre el terreno”. Bajo esta premisa, Defensa proyecta una inversión de mil 672 millones de pesos para fortalecer sus unidades desplegadas principalmente en el occidente del país.
Estos equipos no solo actuarán como barrera contra las agresiones, sino que también aportarán capacidad de análisis y respuesta táctica. Según el plan de adquisición, “se emplean drones para recopilar información que es enviada a un área de cartografía, donde se analiza en terreno para que las tropas puedan realizar activaciones con mayor seguridad”.
A esto se suman sistemas avanzados de detección metálica incorporados a los drones, capaces de localizar explosivos enterrados. En operaciones críticas, estos aparatos también podrán “neutralizar drones con explosivos o que el crimen emplea para espionaje”.
La V Región Militar, con sede en Zapopan, será el centro de operaciones para esta modernización tecnológica. Con mando sobre Jalisco, Colima, Nayarit, Aguascalientes y Zacatecas, esta zona ha visto un incremento significativo de operativos, lo que ha provocado reacciones agresivas por parte de grupos criminales. En palabras del proyecto, “como resultado de estas operaciones que dañan su estructura orgánica y económica sus integrantes llevan ataques con artefactos explosivos arrojados desde drones y artefactos explosivos ocultos sobre el terreno”.
Ante ello, Defensa busca que “las unidades operativas cuenten con los sistemas tecnológicos acordes al desarrollo de las operaciones que se realizan en los estados que cuentan con alta incidencia delictiva”, especialmente en zonas rurales y caminos de difícil acceso, donde los explosivos improvisados han cobrado vidas y limitado el avance de las tropas.
El Ejército ya ha comenzado la implementación de esta estrategia en Michoacán, donde unidades no tripuladas han sido desplegadas con “equipos de vigilancia, reconocimiento y, sobre todo, inhibidores de otros sistemas”. Estas acciones han sido cruciales para contener la amenaza de drones explosivos utilizados contra instalaciones y civiles.