Uruapan, Mich., a 12 de octubre de 2025.— Catorce años después de su captura en Culiacán y tras cumplir menos de la mitad de una condena federal de 27 años en Estados Unidos, Manuel Fernández Valencia, alias “El Animal” o “La Puerca”, reapareció discretamente en su tierra natal convertido en empresario aguacatero, dueño de huertas y firmas exportadoras que operan con permisos oficiales del gobierno mexicano.
El otrora operador de confianza de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera y Ismael “El Mayo” Zambada, regresó a México, instalado en Uruapan, uno de los municipios más violentos de Michoacán y de México, donde retomó el control de las empresas agrícolas que permanecieron activas durante su reclusión. Una de ellas, Huertas Agrocupatitzio S.A. de C.V., fue escenario el pasado 16 de enero de una asamblea extraordinaria ante notario público, en la que Fernández se presentó como albacea y heredero único de su hijo Marcial Fernández Amezola, asesinado en 2010, según un reportaje de Proceso.
De operador de cárteles a empresario legal
Según documentos inscritos en el Registro Público de la Propiedad de Uruapan, Fernández Valencia recuperó el manejo de las acciones de su hijo fallecido y reafirmó su control sobre la compañía creada el 4 de noviembre de 2009, meses antes de su detención en Culiacán. En ese entonces, la firma tenía como socios a Aurora Palomares Valencia y a Marcial Fernández, el primogénito del capo.
De acuerdo con reportes judiciales estadounidenses, Fernández Valencia coordinó durante años operaciones internacionales del Cártel de Sinaloa, supervisando el envío de marihuana y cocaína a Estados Unidos mediante aviones, barcos, autobuses, camiones, vehículos particulares y hasta submarinos.
En 2016, un tribunal en Chicago lo condenó a 27 años de prisión. Pero su cooperación con las autoridades estadounidenses, presuntamente como testigo en el juicio contra su exjefe, “El Chapo” Guzmán, le permitió salir de prisión anticipadamente. Si hubiese cumplido la totalidad de su pena, no habría recobrado la libertad hasta 2043.
Huellas familiares y vínculos con “Los Chapitos”
La red de Fernández Valencia no sólo fue criminal, sino también familiar. Su hija, Gabriela Gisela Fernández Amezola, contrajo matrimonio con Néstor Isidro Pérez Salas, “El Nini”, jefe de seguridad y sicarios al servicio de “Los Chapitos”, la facción del Cártel de Sinaloa liderada por los hijos de Guzmán Loera.
Su hermana, Guadalupe Fernández Valencia, “La Patrona”, también fue detenida en Culiacán y posteriormente extraditada a Estados Unidos, acusada de coordinar operaciones financieras y tráfico de drogas del mismo cártel. Ambos nacieron en Aguillilla, Michoacán, uno de los municipios más golpeados por la violencia del narcotráfico y cuna de varios capos históricos.
El regreso del “Animal”
El retorno de “La Puerca” a Michoacán no ha pasado desapercibido en la región aguacatera. De acuerdo con registros públicos, sus empresas cuentan con permisos de exportación vigentes emitidos por autoridades federales.
Aunque su nombre figura en documentos oficiales y notariales, su reaparición ocurre en un contexto donde la infiltración del crimen organizado en la industria del aguacate ha sido señalada reiteradamente por productores y autoridades.
En el mundo del narcotráfico, El Animal se convirtió en personaje de corridos donde se le describe como un pistolero feroz, leal al Cártel de Sinaloa y orgulloso de su origen michoacano. “Me la he rifado, soy michoacano / y en Sinaloa ya fui adoptado”, dice una de las estrofas de un corrido que circula en plataformas musicales.