Ciudad de México, a 23 de septiembre del 2025. - En la antesala de la revisión del T-MEC, el Gobierno de México ha acelerado el blindaje de su sector más estratégico: la industria automotriz. No se trata solo de un movimiento defensivo frente a aranceles o tensiones comerciales, sino de un rediseño de políticas que buscan garantizar que la llamada “joya de la corona” manufacturera no pierda brillo en el tablero norteamericano.
En el primer semestre de 2025, Estados Unidos impulsó diversas estrategias para proteger su industria automotriz, incluyendo la imposición de aranceles a vehículos y autopartes importadas de sus socios comerciales, como México y Canadá. Estas medidas han afectado productos clave, como acero y aluminio, obligando a los países vecinos a ajustar sus políticas industriales.
En respuesta, México ha diseñado un plan para fortalecer su industria automotriz local. El peso del sector justifica la prioridad. Aporta entre 21 y 22% del PIB manufacturero y genera alrededor del 35% de las exportaciones nacionales. La dependencia de este motor económico ha llevado al Gobierno Federal a colocar a la industria en el centro del Plan México, una estrategia diseñada para elevar la proveeduría local, reducir vulnerabilidades externas y dar certidumbre a los inversionistas.
Carlos Castillo, director general de industrias pesadas y alta tecnología de la Secretaría de Economía, explicó que la reforma no afectará a los fabricantes de automóviles establecidos en México. “Estos instrumentos permiten a los fabricantes de automóviles aplicar aranceles e impuestos de importación… Se estima que la industria automotriz no se verá afectada dado que todos los productores cuentan con un proceso que permite importar insumos, sin aranceles, de países con los que México no cuenta con acuerdos comerciales”, detalló en el Citi Mobility Day México 2025.
El Plan México propone que el país escale del puesto 12 al top 10 de las economías más grandes del mundo. En lo automotriz, la meta es elevar en 15% el contenido nacional de la producción, un desafío que exige no solo proveedores, sino infraestructura energética y logística a la altura.
Más del 60% de los componentes de los vehículos producidos en México provienen de proveedores locales. El Plan México busca elevar este porcentaje a 75% para 2030, mediante inversiones en automatización, manufactura avanzada y capacitación técnica, con especial énfasis en vehículos eléctricos, híbridos y de nueva generación, cuya demanda en América del Norte se proyecta crecer hasta 20% anual.








