Ciudad de México, 29 de julio del 2025.- Aunque parezca una criatura sacada de un cuento, el dodo fue un animal real. Esta ave, de apariencia torpe y sin capacidad para volar, vivió durante miles de años en la isla Mauricio, ubicada en pleno Océano Índico; su nombre científico es Raphus cucullatus.
El dodo vivía en un entorno sin depredadores naturales, lo que le permitió desarrollarse sin necesidad de volar. Sin embargo, todo cambió cuando los humanos llegaron a la isla en 1598, ya que en ese momento, comenzó el rápido declive de esta especie.
La caza indiscriminada, la introducción de especies invasoras (como cerdos y ratas que se alimentaban de sus huevos) y la destrucción de su hábitat fueron factores clave en su desaparición.
En tan solo 64 años, el dodo se extinguió por completo, luego de que su último avistamiento registrado ocurrió en 1662.
Hoy, el dodo se ha convertido en un símbolo de las consecuencias de la actividad humana sobre la naturaleza, ya que su historia sirve como una advertencia sobre el peligro de la extinción provocada por el descuido, la sobreexplotación y la falta de conciencia ambiental.
Dicho animal no desapareció por ser débil, sino por la ignorancia y el impacto del ser humano, por lo que debe ser responsabilidad de las personas cuidar el planeta y proteger la biodiversidad para evitar que más especies corran la misma suerte.