Parácuaro, Michoacán, 2 de octubre de 2025.- La violencia en Michoacán apunta ahora a los cielos… desde tierra. Un grupo armado y encapuchado irrumpió esta mañana en el hangar “Los Infantes”, en la comunidad de Piedras Paradas, municipio de Parácuaro, para incendiar una avioneta Cessna 180, en un ataque directo y planificado contra la infraestructura aérea que opera en la región de Tierra Caliente.
Los agresores entraron con total impunidad a la pista situada sobre la carretera Apatzingán–Cuatro Caminos. Testigos relataron que los sujetos se dirigieron directamente al hangar, rociaron con gasolina la aeronave blanca con franjas doradas y negras, matrícula XB-JRI, y le prendieron fuego antes de escapar sin oposición.
Bomberos y elementos de Protección Civil acudieron al lugar, pero poco pudieron hacer: la aeronave terminó completamente consumida por las llamas.
Este atentado no es un hecho aislado. Apenas el pasado fin de semana, en el municipio de Tepalcatepec, otro comando destruyó tres avionetas estacionadas en la pista de La Parotita. En ese caso, además de las ráfagas de armas largas, utilizaron drones para arrojar explosivos.
La coincidencia de ambos ataques —dos pistas de aterrizaje golpeadas en menos de una semana— apunta a un mismo mensaje: ninguna aeronave está segura en la Tierra Caliente michoacana. Ya sea incendiadas a pie o bombardeadas con drones, las avionetas están en la mira del crimen organizado.
La facilidad con la que los comandos armados irrumpen en hangares, incendian avionetas y se retiran sin resistencia, confirma lo que los habitantes ya saben: la guerra por Michoacán se libra también en tierra firme, contra las aeronaves que sostienen las operaciones criminales.
En menos de una semana, cuatro avionetas han sido reducidas a chatarra.