Apatzingán, Mich., a 30 de octubre de 2025.- La pesadilla para la señora María Dolores M. comenzó el martes 21 de octubre, cuando su hija Alma Delia C., empleada de una tienda en la comunidad de Cenobio Moreno, en Apatzingán, fue interceptada por al menos diez camionetas blancas de la Policía Ministerial, sin mostrar orden judicial ni explicar los motivos de su detención. Desde entonces, la joven no ha podido comunicarse con su familia, y su madre teme que algo mucho más grave esté ocurriendo bajo el amparo de las autoridades locales.
De acuerdo con la queja formal presentada ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) en Apatzingán, a la cual el activista apatzinguense Julio Acosta tuvo acceso, elementos ministeriales adscritos a la Fiscalía Regional irrumpieron en el negocio donde trabajaba Alma Delia, la golpearon dentro del local —según testigos— y la subieron a la fuerza a una de las unidades oficiales.
La joven estaba acompañada de su hija de apenas tres años, quien fue dejada al cuidado de otra menor, en un acto que la familia califica como una total irresponsabilidad y violación al interés superior de la niñez.
Horas más tarde, cuando la madre acudió a la Fiscalía en busca de respuestas, las evasivas y contradicciones fueron constantes. Funcionarios le aseguraron que su hija “no estaba detenida”, aunque en realidad la mantenían encerrada en las oficinas de la Policía Ministerial.
La señora María Dolores logró verla brevemente: “Estaba agachada, agotada, asustada y con heridas dentro de la boca”, narró ante la CEDH. Según su testimonio, uno de los agentes incluso mencionó que la querían llevar a “un hotel para que descansara”, un hecho que ha levantado sospechas de posibles abusos sexuales o coercitivos.
La familia denunció además que, días después, autoridades de la Fiscalía le exigieron documentos personales a la madre para supuestamente liberar a su hija, pero pese a haberlos entregado, Alma Delia no ha sido liberada ni se le ha permitido comunicación alguna.
De manera extraoficial, se le informó que habría sido trasladada a la ciudad de Morelia, y aunque la madre hizo viaje para ver a su hija, en la capital ninguna autoridad ha confirmado oficialmente su paradero.
Un patrón que se repite en Apatzingán
No es la primera vez que detenciones arbitrarias y abusos ministeriales son denunciados en el municipio gobernado por Fanny Arreola Pichardo, donde en los últimos días se han multiplicado las quejas ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos por excesos policiales, uso de la fuerza sin control y desapariciones temporales bajo custodia de la autoridad.
Pobladores señalan que el gobierno municipal ha perdido el control de las fuerzas de seguridad, que actúan como si estuvieran por encima de la ley, aprovechando el clima de impunidad y la falta de supervisión.
Vecinos de la región de Cenobio Moreno han reportado frecuentes operativos sin órdenes judiciales, y acusan a elementos ministeriales de sembrar miedo entre la población con prácticas propias de los años más oscuros del conflicto michoacano.
La madre de Alma Delia exige la inmediata intervención de las autoridades estatales y federales, para garantizar la presentación con vida de su hija y sancionar a los responsables de su retención y maltrato.
La mujer ha manifestado que solo quiero verla, saber que está bien y viva, pero luego de que no le dan respuestas y solo le piden más y más papeles, teme que estén usando la información para algo más.
La opacidad, la falta de control y la aparente indiferencia de las autoridades municipales de Apatzingán dejan al descubierto un modelo de seguridad fallido y contaminado por el abuso de poder, donde la línea entre la autoridad y el delito parece haberse borrado.
Mientras la alcaldesa Fanny Arreola guarda silencio, familias enteras viven con miedo a ser las próximas víctimas de un operativo “oficial” que termine en desaparición.

 
 
            
             
           
           
           
           
           
          






