Lázaro Cárdenas, Mich., a 4 de diciembre de 2025.– La tensión volvió a sacudir la franja costera del estado luego de que elementos de la Secretaría de Marina, pertenecientes a la Décima Sexta Zona Naval, ejecutaran dos operativos que dejaron al descubierto lo que sería una probable célula de vigilancia clandestina al servicio de la delincuencia organizada.
La primera intervención ocurrió en Huizontla, municipio de Chinicuila, cuando un hombre —que al notar la presencia de los marinos intentó evadirlos de manera sospechosa— fue interceptado en plena ruta. Al revisarlo, los efectivos quedaron de frente con una escena que encendió alarmas: 136 cartuchos de diversos calibres, cinco cámaras parasitas para videovigilancia y 12 uniformes tácticos falsos, presunto material utilizado para espionaje, camuflaje y seguimiento clandestino.
El aseguramiento puso bajo lupa una posible estrategia criminal basada en la instalación de mini cámaras ocultas, capaces de monitorear movimientos de autoridades y rivales. Una práctica silenciosa, peligrosa y cada vez más sofisticada en distintos territorios del país.
Horas después, en un segundo golpe estratégico pero igual de inquietante, durante un patrullaje marítimo-terrestre en el puerto de Lázaro Cárdenas se localizó una motocicleta abandonada. A simple vista parecía un vehículo más, pero al inspeccionarla, los marinos detectaron que el número de identificación vehicular estaba alterado, por lo que fue asegurada y canalizada ante las instancias correspondientes.
Mientras la motocicleta se analiza como posible pieza dentro de la misma red, el detenido y el material incautado ya están bajo investigación. En Lázaro Cárdenas y Chinicuila, la sensación persiste: la Marina no solo desarticuló un movimiento sospechoso, sino que desnudó un posible sistema de ojos ocultos que observaba desde las sombras.








