San Ignacio, Sin., a 20 de noviembre de 2025.— En lo que podría haber sido una catástrofe de proporciones gigantescas, el Ejército Mexicano y fuerzas federales desactivaron 146 artefactos explosivos improvisados en una zona remota del municipio de San Ignacio, desatando el horror entre pobladores y generando temores de una nueva amenaza terrorista en la región.
Operativo de alto riesgo
Durante un patrullaje terrestre en el poblado conocido como El Chaco, elementos del Ejército, en coordinación con Guardia Nacional, Marina, la Fiscalía General de la República y autoridades estatales, descubrieron los explosivos en un lugar estratégico y alejado de la población.
Los artefactos, con componentes rudimentarios de activación, habrían sido fabricados de forma artesanal, lo que sugiere un nivel de sofisticación peligroso para las comunidades cercanas.
Una amenaza latente que podría haber explotado en cualquier momento
Especialistas en manejo de explosivos procedieron a destruir los dispositivos en una zona aislada, fuera de centros poblados, para evitar un accidente fatal.
Este aseguramiento no fue lo único: simultáneamente, las autoridades localizaron siete áreas de almacenamiento de químicos peligrosos y dos laboratorios clandestinos para la elaboración de drogas sintéticas.
Entre las sustancias confiscadas hay más de 1,600 litros de alcohol etílico, acetona, tolueno y otros precursores usados para fabricar drogas —indicando una posible alianza entre narcotráfico y terror químico.
Hasta ahora no se han reportado detenciones. Las autoridades mexicanas han iniciado una investigación profunda para dar con los dueños de ese siniestro arsenal.








