Morelia, Mich., a 19 de octubre de 2025.- Un militar colombiano realizó una entrevista exclusiva donde relató sus experiencias en el campo de batalla llamado Michoacán, donde grupos del crimen organizado reclutan a extranjeros que encabezan su ofensiva armada en la entidad, llevando a cabo emboscadas y sembrando minas gracias a su capacitación en el Ejército de su país, revelando algunos secretos de las organizaciones que operan en la entidad.
La entrevista del ex sicario y militar colombiano fue otorgada a la Unidad de Inteligencia Ciudadana, un grupo civil encabezado por José Ulises Lara Gracian que ha dado seguimiento históricamente a los grupos delictivos en Michoacán y denunciado sus atrocidades, a la vez que da voz a las víctimas de la violencia, pero también recoge los testimonios de los protagonistas de esta guerra sin fin.
En esta entrevista exclusiva, el militar colombiano narró su llegada a México de la mano del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), siendo reclutado por otro colombiano que actualmente se halla en Medellín y que tiene nexos con el Cártel de Los Reyes que encabezan Alfonso Fernández Magallón, alias “Poncho la Quiringüa” (por quien el gobierno de Estados Unidos ofrece hasta 5 millones de dólares por información que lleve a su captura); y Luis Enrique Barragán Chávez, alias “Güicho el de Los Reyes” y más recientemente “El R5” (con una recompensa de 3 millones de dólares).
A decir del militar entrevistado, fue su propio reclutador quien lo traicionó y lo llevó a la boca del lobo, el municipio de Los Reyes, Michoacán, siendo detenido por la Policía Municipal cuando iba a partir con rumbo a Guadalajara.
Luego de ser golpeado e interrogado, fue entregado a Luis Enrique Barragán “Güicho”, quien tras algunas torturas investigó su pasado como militar y miembro del Cártel Jalisco. Posteriormente el colombiano fue recluido en el Centro de Recuperación y Rehabilitación para Enfermos de Alcoholismo y Drogadicción (CRREAD), operado como una organización civil, pero que en realidad es una estancia y centro de reclutamiento de adictos para alimentar a las filas del narcotráfico.
Allí el colombiano estuvo retenido por casi dos meses, siendo obligado a unirse a las filas del Cártel de Los Reyes luego de que le enseñaran un video de cómo un exmilitar mexicano que trabajaba para el Cártel Jalisco, era destazado vivo y al final quemado por un sujeto apodado “El Punky”.
Luego llegó el momento de entrar en la batalla, siendo desplegado a los límites de Michoacán con Jalisco para enfrentarse a su antiguos compañeros colombianos contratados por el Cártel Jalisco. Pero intencionalmente él se negó a enfrentar a sus connacionales, disparando a sitios aleatorios.
Relató, entre otras cosas, una emboscada que le tendieron al Cártel Jalisco cuando se un convoy se desplazaba hacia los límites con Michoacán, también por una traición de un colombiano en las filas del CJNG, que reveló al Cártel de Los Reyes los planes de sus rivales. Todos los sicarios fueron asesinados, destacando el homicidio de un colombiano apodado “Cobra Uno”.
Otra traición llevó a la muerte de 9 miembros del CJNG, cuando un desertor llevó a los sicarios de Los Reyes entre senderos minados, a un refugio de Jalisco. Los muertos fueron quemados en una pira, mientras que otros 9 sicarios fueron capturados.
De estos últimos, dos fueron asesinados y sus cuerpos tirados en el puente de Iturria, que divide Santa María del Oro, Jalisco, y Los Reyes Michoacán, mientras que el resto fue reclutado a la fuerza. Los asesinados eran peligrosos para el cártel de Los Reyes debido a su entrenamiento como francotiradores.
El militar colombiano incluso reveló que el cártel de Los Reyes se encarga de cremar y regresar a Colombia las cenizas de los sicarios de ese país que son asesinados en Michoacán.