Celaya, Guanajuato, a 5 de junio de 2025.– Más de 800 personas viven hoy con la incertidumbre de perder su hogar. Son habitantes del fraccionamiento El Rehilete, ubicado en el municipio de Villagrán, quienes este martes bloquearon durante más de cinco horas la avenida Eje Clouthier, a la altura de Salvador Ortega, para exigir atención urgente ante los graves daños estructurales que presentan sus viviendas.
De acuerdo con los colonos, muchas casas muestran fracturas, hundimientos y condiciones que ponen en riesgo la vida de sus ocupantes. Incluso, Protección Civil ya emitió órdenes de desalojo en algunas de ellas, lo que ha generado angustia y molestia entre las familias afectadas.
Durante la protesta, algunos conductores intentaron cruzar el bloqueo, pero los vecinos, firmes en su exigencia, no permitieron el paso. La manifestación derivó en un diálogo con autoridades municipales y estatales. Al lugar acudieron Martín Filiberto García Medina, director de Tránsito y Policía Vial, y posteriormente Cristina Nieto, representante de Infonavit, junto con Galo Carrillo, asesor de la Secretaría de Gobierno del estado.
Carrillo reconoció que la situación es grave y que se analiza cada caso de manera particular:
“Cada vivienda tiene condiciones distintas, algunas requieren atención inmediata. No soy perito, pero hay un evidente deterioro”, dijo.
Además, admitió que podrían existir fallas desde el origen del fraccionamiento, particularmente en los estudios de suelo:
“Quizás desde ese punto se cometieron errores que hoy explican lo que está pasando”.
Aunque aún no hay una solución concreta, se acordó realizar un censo casa por casa y programar una reunión el próximo 16 de junio en la presidencia municipal de Villagrán, donde se espera definir una ruta de atención.
Carrillo no descartó la posibilidad de reubicar a las familias, como ocurrió años atrás en el caso de Soria:
“Tal vez se pueda replicar ese modelo. No es inmediato, pero la voluntad del gobierno estatal, municipal e Infonavit está”.
Los vecinos, sin embargo, insisten en que la urgencia no permite más postergaciones. Viven, dicen, con la constante amenaza de que sus hogares colapsen. “No pedimos lujos, pedimos vivir seguros”, expresó una de las afectadas.








