Morelia, Mich., a 20 de noviembre de 2025.- La trama detrás del asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, acaba de tornarse más oscura y brutal. El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, reveló que días antes del homicidio del 1 de noviembre, los mismos criminales ya habían intentado ejecutar al edil… y por fallar, fueron castigados por su propia célula delictiva.
En entrevista con Azucena Uresti, Harfuch destapó que el 30 de octubre, integrantes de un grupo criminal identificaron a Manzo en una gasolinera de Uruapan y fotografiaron sus movimientos. Las imágenes fueron compartidas de inmediato en un chat interno del grupo, dando luz verde al ataque.
“El día 30 lo identificaron en una gasolinera, mandaron unas fotografías; no logran cometer el homicidio y ellos reciben un castigo por la propia célula delictiva”, detalló el secretario.
El fallido atentado desató represalias internas: los sicarios fueron sancionados por no cumplir la orden, una muestra del nivel de disciplina criminal que opera en Michoacán y del grado de control que mantienen las organizaciones sobre sus propios ejecutores.
Pese al castigo, la célula volvió a activarse apenas 48 horas después.
Los mismos tres regresaron para matar
Harfuch confirmó que los mismos tres sujetos que fracasaron en la gasolinera fueron quienes, el 1 de noviembre, se presentaron en la plaza de Uruapan para consumar el asesinato del alcalde y líder del Movimiento del Sombrero.
Sin embargo, el secretario puntualizó que no actuaron solos: “Participaron otros sujetos más”, subrayó, dejando claro que hay una red criminal más amplia detrás del magnicidio.
¿Persecución sistemática?
Las nuevas revelaciones muestran que Manzo era blanco de un seguimiento directo, al menos desde el 30 de octubre, lo que cuestiona la falta de medidas de protección pese a que las amenazas eran claras y los movimientos del alcalde estaban siendo monitoreados.
El caso da un giro inesperado: el homicidio no fue un ataque improvisado, sino la fase final de una operación en dos tiempos, con castigos internos, errores, reintentos y una estructura criminal organizada que actuó con total libertad.








