Berlín, Alemania, a 6 de agosto de 2025.- En Alemania, cada vez más jubilados están regresando al mercado laboral en medio del déficit creciente del sistema de pensiones. Pete Maie, un exolsado de 70 años que busca empleo de medio tiempo en Colonia, refleja esta tendencia; tras cinco años retirado, acude nervioso a una entrevista en la agencia Unique Seniors, especializada en contratar adultos mayores para trabajos logísticos. “Quiero sentirme útil y trabajar mientras mi cuerpo me lo permita”, indicó.
El país enfrenta una presión financiera inédita; en 2023 el gasto en pensiones alcanzó los 408 mil millones de euros, un aumento del 60% respecto a 2010. Con una cuarta parte de la población jubilada y una marcada falta de trabajadores calificados, el gobierno de Friedrich Merz apuesta por prolongar la vida laboral de los mayores y aliviar así la carga del sistema.
Entre las medidas anunciadas, se contempla exentar de impuestos hasta 2 mil euros mensuales a quienes trabajen después de la edad legal de retiro, que pasará de 66 a 67 años en 2031. Sin embargo, expertos como María Schüler, cuestionan el impacto de esta propuesta, señalando que podría convertirse en un “regalo fiscal” para jubilados con mejores condiciones económicas, mientras costaría al Estado unos 2 mil 800 millones de euros al año.
El debate no se detiene ahí, la ministra de Economía, Khaterina Reiche, propuso elevar la edad de jubilación a 70 años, desatando críticas de sindicatos y socialdemócratas, quienes advierten que sería un golpe para quienes desempeñan trabajos pesados y tienen menor capacidad de adaptación laboral. Para el economista Johannes Geyer, la verdadera solución pasa por impulsar a las empresas a crear puestos ajustados a las capacidades de las personas mayores, un sector que, pese a la discriminación, ha demostrado ser más productivo y con menor índice de ausentismo.








