Hoy hay mucho que celebrar, Día de la Libertad de Expresión

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Hoy hay mucho que celebrar, Día de la Libertad de Expresión
Autor: Óscar Tapia Campos / Noventa Grados | Fecha: 7 de Junio de 2019 a las 12:19:00

Morelia, Michoacán, a 7 de Junio de 2019.- En un país donde el periodismo es atacado desde la más alta cúpula del poder sólo porque existen quienes no rinden pleitesía y culto a quien tiene la voz de mando, ejercer tan noble profesión es para celebrarlo, porque las expresiones críticas apuntan hacia el fiel de la balanza.

El periodismo imparcial y juicioso es el realmente comprometido, el que aporta y apuesta en favor de las mayorías, porque no se inclina, porque no se acomoda, porque no se deja dominar por las mieles que emanan de la estrategia aniquiladora del abusivo y corrupto que blande la bandera del engaño y la fanatización para llevársela en caballo de hacienda, con todos los riesgos que eso implica para pueblo y población.

Hoy, en México y en el mundo entero hay mucho qué celebrar, porque a más embates contra la libertad de expresión, más periodistas y medios de comunicación analíticos surgen por doquier, con todo y que en redes sociales abunden quienes desde sus pasiones también atacan y descalifican sin ton ni son.

Ser periodista hoy, por tanto, es un orgullo todavía mayor a lo que había sido, porque publicar sin cadenas ni ataduras conlleva sus riesgos pero también sus satisfacciones, amén de que de suyo conmina a la reflexión no solamente del lector común, sino hasta del gobernante que no ha entendido la gran oportunidad que tiene de servir y escribir la mejor historia gubernamental de su país.

Yo he tenido el privilegio de ser colega y contemporáneo de hombres y mujeres destacados que han hecho y/o hacen aportes diarios al pensamiento político de Morelia, Michoacán y México.

Periodistas de talla universal que con su hacer y quehacer hacen escuela, aunque en ellos les vaya o les haya ido la vida, porque el periodista crítico, hoy y siempre, es mal visto por los envilecidos por el poder, y los consideran un mal innecesario al que hay que atacar aunque sea con calumnias y venenos lanzados desde la oscuridad y el oscurantismo.

Y resulta muy satisfactorio constatar que son más los periodistas verticales, que los que se rinden ante las lisonjas y las dádivas que, ciertamente, siguen siendo una vía de control desde el poder enajenador.

Hoy, 7 de junio, es para celebrar, para sentir orgullo por ser parte de una estirpe de periodistas que le apuestan a la veracidad, a la denuncia y a la crítica sin más filiaciones que la honestidad y la verticalidad, que el respeto y el derecho, que la ley y la justicia.

Sí, hay mucho qué celebrar, aunque las autoridades sientan y crean que no, porque el periodismo real no depende ni pende de las voluntades de las cúpulas del poder, al contrario, su dignidad y su orgullo se afilia a la libertad en su más amplia expresión.

Los buenos periodistas no estamos en favor ni en contra de un gobernante por simpatía o partidismo, más bien deseamos que sea acertado en sus tomas de decisiones, que le vaya muy bien porque si eso sucede le va bien a México.

Y esa es una esperanza que hoy alcanza alturas monumentales, porque hay muchísimas razones para desear que le vaya mucho mejor al gobernante en turno, porque México necesita, está urgido, de mejores realidades.

Hace muchos años ya que en Michoacán se hizo entrega del último premio de periodismo, yo fui uno de los premiados, hoy también lo celebro, aunque lamento que ya no se realice porque era una motivación diaria para los buenos periodistas.

Felicidades para todos los colegas, para todos, hasta para quienes no coinciden con nuestra manera de ser y hacer. Así sea.

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