Morelia, Michoacán, a 25 de Marzo de 2019.- Cerca de las nueve de la noche se propagó un incendio de enormes proporciones a lo largo y ancho de varios kilómetros, muy cerca de la Planta de Petróleos Mexicanos, en las inmediaciones de la carretera Morelia-Salamanca.
Las lenguas de fuego se elevaban a más de 30 metros de altura, la humareda era intensa y formaba nubes compactas que tapaban el firmamento. Por la carretera, los automotores transitaban a toda velocidad, el olor a quemado era intenso.
El fuego corría en varias direcciones devorando árboles, arbustos y pastizales. Su luminosidad se alcanzaba a ver desde muy lejos, y conforme avanzaba uno por la rúa crecía la sensación de peligro y el deseo de no continuar, pero no había forma de parar el vehículo porque el tráfico era intenso y veloz.
La pregunta surgió de manera natural: ¿Qué lo provocó? Y las respuestas se agolpaban en el cerebro: “Posiblemente un cigarrillo lanzado a los pastizales”. “Tal vez se le escapó el fuego a un campesino que quemaba su potrero”, “O una chispa de algún cohete” “O algunos niños que jugaban con fuego”. Quién sabe qué sería, pero lo que haya sido le abrió las puertas a los diablos.
¿Y los daños ecológicos? “Muchísimos, porque esa es una zona donde abundan coyotes, zorros, conejos, mapaches, tejones, zorrillos, ardillas, liebres, armadillos y una gran variedad de aves. Todo era consumido por la voracidad de esa hornaza que crecía y crecía a cada instante.
Serían las 20:40 horas cuando todo comenzó en una pequeña llamarada que se vio a lo lejos desde el puente que conduce a la Planta de PEMEX, pero bastaron unos instantes para que el infierno se saliera de sus cauces y aquello se convirtiera en una postal dantesca.
El personal de la Planta de PEMEX dio aviso a Bomberos de Tarímbaro inmediatamente, pero pasaron más de 70 minutos sin que éstos aparecieran por esos rumbos del averno. Así sea.