Washington, Estados Unidos, a 22 de enero de 2025.- Luego de que la obispa de la Catedral Nacional de Washington, Mariann Budde aprovechara una misa para pedirle al presidente Donald Trump tener misericordia con la población LGBT y los migrantes, el mandatario reaccionó como lo haría típicamente alguien de la ultra derecha: se molestó y pidió disculpas.
Y es que, en el servicio religioso, Mariann Budde hizo referencia a lo que piensa Trump de que fue salvado por Dios de un asesinato, así que le tocó una fibra muy frágil. Ella le dijo: “has sentido la mano providencial de un Dios amoroso, en nombre de nuestro Dios, te pido que tengas misericordia de las personas en nuestro país que ahora están asustadas”.
Pero el magnate hizo berrinche cuando volvió a la Casa Blanca y comentó en su red social Truth: “no creo que haya sido un buen servicio, podrían haberlo hecho mucho mejor”, pero luego la espuma se le subió más porque añadió que la “supuesta obispa” es una “odiadora de Trump de línea dura de la izquierda radical”.
“Metió a su iglesia en el mundo de la política de una manera muy descortés. Fue desagradable en el tono, y no fue convincente ni inteligente” y añadió que Budde no mencionó que hay migrantes que van a Estados Unidos a matar gente. Tal parece que se le olvida que el concepto “libertad de expresión” no es sólo para tirar veneno populista a sus anchas, sino que implica que no todos piensen como él.
La misa fue en la Catedral Nacional de Washington porque ya es tradición en dicho país: ha tenido 10 servicios oficiales religiosos de investidura para presidentes, tanto republicanos como demócratas.
La tradición se remonta a 1933 pero la misa que escuchó Donald Trump fue diferente al de los anteriores, debido a que el enfoque fue en la nación misma en vez del gobierno entrante. Esto va a tono a la línea de Budde por criticar acciones emprendidas por Trump no sólo en cuanto al racismo y xenofobia, sino a episodios como el asalto al Capitolio, hace cuatro años.
Además, generó reacciones, porque Austen Ivereigh, el biógrafo del Papa Francisco, escribió en X que la obispa “dijo la verdad” y que sus “expresiones de furia e incomodidad sugieren que acertó”, dijo Ivereigh.