“Era inquietante, quería verlo”: Cachas, el aficionado que se subió a la barda para ver al Atlético Morelia

“Era inquietante, quería verlo”: Cachas, el aficionado que se subió a la barda para ver al Atlético Morelia
“Era inquietante, quería verlo”: Cachas, el aficionado que se subió a la barda para ver al Atlético Morelia
“Era inquietante, quería verlo”: Cachas, el aficionado que se subió a la barda para ver al Atlético Morelia
“Era inquietante, quería verlo”: Cachas, el aficionado que se subió a la barda para ver al Atlético Morelia
Autor: Óscar Tapia Campos / Noventa Grados | Fecha: 24 de Enero de 2021 a las 14:48:00

Morelia, Mich., a 24 de enero del 2021.-  En ámbitos del futbol hay amores que no se extinguen, recuerdos que no se borran, alegrías que no perecen y pasiones que no se agotan. Es decir que hay aficiones y preferencias que se enraízan en mente, alma y corazón para toda la vida, aunque el motivo de ese amor sin medida sea arrancado de tajo.

Ayer, durante la transmisión por TUDN del partido de la Liga de Expansión entre el Atlético Morelia y el campeón Tampico Madero, jugado a puertas cerradas en el Coloso del Quinceo, llamó poderosamente la atención que un grupo de aficionados escaló una de las bardas perimetrales para hacerle sentir su apoyo y amor sin condiciones al nuevo conjunto local.

La imagen de esos aficionados enfundados en playeras amarillas con franjas rojas le dio la vuelta al mundo por lo insólito del hecho y por lo que representa como fidelidad a unos colores, un escudo y un nombre, por eso surgió la gran interrogante ¿quiénes son, por qué tanto amor por un equipo que acaba de nacer, cómo alimentan esa pasión que los hace vibrar al sólo escuchar el nombre del Morelia?

Bien, bien, ellos son El Cachas y sus tres hijos. Sí, El Cachas, un sobrenombre que nada tiene qué ver con el de Ismael Íñiguez, aquel veloz futbolista michoacano que jugó para Monarcas Morelia hace años. Pero dejemos que el gran aficionado del Atlético Morelia nos lo diga de propia voz: “es por un apodo que tengo en la familia, nació de que en vez de decir el Chapulín Colorado decía el CACHALÍN Colorado y de allí lo de Cachas”.

Su nombre de pila es Adolfo Gaona y sus hijos son Zidán, Zideni y Axel, de 22, 17 y 14 años, respectivamente, quienes siempre lo acompañan a todo lo que tiene qué ver con el equipo de sus amores, lo mismo que su señora esposa, quien tiene por nombre Rosa María Gudiño.

Sí, se trata de una familia que todo el tiempo ha seguido al equipo michoacano con una afición que surgió hace más de cuatro décadas, porque Adolfo tenía 6 años cuando el conjunto michoacano logró el ascenso a la primera división en 1981.

Le pregunté al Cachas si quiere igual al equipo actual que al que desapareció, su respuesta no deja lugar a dudas: “toda mi vida lo he seguido, 46 años, sus colores y el escudo los llevo en el corazón, para mi Monarcas y canarios son mi vida y pasión”.

La pregunta obligada, entonces, ¿qué sientes por el equipo sinaloense de la Perla del Pacífico? 
Como es hombre de ideas claras y sentimientos firmes, precisó: “no tengo nada en contra del Mazatlán, pero a la directiva le tengo mucho coraje por la forma en que nos quitó a nuestro equipo de tantos años, de tantos sufrimientos y tantas alegrías. Recuerdo muy bien cuando estuvo a punto de descender en aquellos partidos contra el Zacatepec, vi a mi padre sufrir, el gusto de salvarnos; después la alegría de la salvación contra el Monterrey; el campeonato que se logró; todo eso y mucho más que llevamos en el alma. Los recuerdos nunca nos lo podrán quitar, esos se quedaron en Michoacán, en todos los corazones de los que le vamos a este gran equipo que es nuestro Canarios del Morelia”.

Y siguió: “siempre hemos estado en los partidos y apoyando desde cualquier trinchera, pero ayer decidí apoyar desde allí (la barda) para que ellos supieran que de una u otra forma siempre estaremos con el equipo desde donde se pueda ondear la bandera canaria”.

Me explicó que desde donde se colocaron él y sus hijos no se puede ver toda la cancha del Morelos: “era inquietante, porque quería verlo, pero no se podía. No se veía toda la cancha, pero cuando vi que los jugadores corrieron a festejar supe que había sido gol y grité como loco”.

Adolfo Gaona, El Cachas, nos dio los nombres de sus más grandes ídolos: Félix Madrigal, Mario Díaz, Darío Franco, el Mudo Juárez y por supuesto el Fantasma Figueroa; en ese grupo meto a Raúl Ruídíaz, me devolvió la vida en aquel partido contra el Monterrey, es una gran persona, muy buen jugador, de echo tengo varias fotos con él”.

Y para rematar, agregó emocionado: agrego a un entrenador entre mis grandes ídolos, a Tomás Boy, con quien trabajé en la temporada 98/99; estuve como utilero varios años, fue asombroso ser parte de mi equipo y poder servirle, eso es algo que nunca olvidaré”. Así sea.

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