Jugar Para Crecer y Crecer en el Juego, nuevo y exitoso programa en la Bibliotequita del Bosque

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Jugar Para Crecer y Crecer en el Juego, nuevo y exitoso programa en la Bibliotequita del Bosque
Jugar Para Crecer y Crecer en el Juego, nuevo y exitoso programa en la Bibliotequita del Bosque
Jugar Para Crecer y Crecer en el Juego, nuevo y exitoso programa en la Bibliotequita del Bosque
Autor: Óscar Tapia Campos / Noventa Grados | Fecha: 2 de Marzo de 2019 a las 10:50:00

Morelia, Michoacán., a 02 de marzo del 2019.- Cuando los niños juegan a ser niños son inmensamente felices. Sus risas convierten en cascada que no deja de fluir, sus gustos se transforman en oleajes de luz y de color, sus tiempos se vuelven un ir y venir de crecimiento y liberación. Y todo eso se ha vuelto cotidiano en la Bibliotequita del Bosque, gracias al programa Jugar Para Crecer y Crecer en el Juego.

Todo empezó cuando uno de los niños dijo que se sentía aburrido. La respuesta fue un proyecto de la dirección de la Biblioteca Pública Municipal Morelia 450 Aniversario, mejor conocida como la Bibliotequita del Bosque, en el que se incluyeron juegos de ayer, anteayer y de más atrás. Primero fue el de “Parque, Liga y Ligazo”, todo consensado con los papás y las mamás, y se dio un resultado formidable.

La algarabía de los niños era tanta que el tiempo les fluyó rápido, se les escurrió como el agua entre los dedos de las manos. Y una nueva petición llegó al unísono, “queremos otro juego de los de antes”. Y ninguno se acordó de tabletas, celulares, ni nada que se les parezca. Al final del juego las risas continuaron como aderezo de las anécdotas que referían unos y otros.

Vino después el juego de “Las Estatuas de Lodo”. Se les hizo un hoyo en el que la tierra que se escarbó fue mezclada con agua y como resultado tuvieron un charco lodoso. Se limpió la mezcla de piedras y arenas para evitar heridas y al grito de “todos al lodo” corrieron y empezaron a lanzarse sopes, a tirarse en el charco, a carcajearse, a gritar jubilosos, a convertirse en estatuas.

Había qué ver cuanta alegría, cuanta felicidad, qué manera de sociabilizar, de hacerse un mismo universo sanamente enlodado. Participaron niños y niñas de segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto de primaria; en un segundo día se involucraron niñas de secundaria. Y nuevamente el júbilo fue la bandera más desplegada en el Bosque Cuauhtémoc.

Hoy, los niños, exigen el tercer “juego de los de antes”. Y ya se les pidió que cada uno lleve veinte canicas porque se les va a enseñar a jugar rueda, cuadrito, seguidita y retacito. Para que aprendan a tirar, quemar, perder y ganar como lo hacíamos los niños de antes. Todos quieren participar, todos van a ser parte de ello.

Vendrán después otras actividades lúdicas como la matatena, piquetes al trompo, concursos de juego de yoyo tradicional, competencias de salto de cuerda, rondas infantiles, y todo aquello que formó parte de las cotidianeidades de una infancia que socializaba constantemente, rompía los pantalones a la altura de las rodillas y era sana, sumamente sana. Así sea.

 

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