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MensajearMorelia, Mich., a 5 de enero de 2024.- La Dirección de Tránsito del estado de Michoacán fue derogada por decreto del Poder Ejecutivo del estado de Michoacán, luego de varios años de escándalos de corrupción y malos manejos que terminaron por darle fin a esta controversial dependencia.
Por decreto, el pasado 29 de diciembre en el Periódico Oficial del estado de Michoacán se publicó la desaparición del Artículo 24 del Reglamento de la Guardia Civil del estado de Michoacán.
Dicho Artículo era referente a la Dirección de Tránsito y Movilidad, cuyas labores serán transferidas a la esfera de una Subsecretaría.
A cargo de la ahora extinta dependencia estaba Martín Barragán Andrade, quien llegó al cargo en noviembre de 2022, con un historial que lo relacionaba más con la política que con la seguridad pública.
Desde hace más de una década, el abogado Barragán Andrade se dedicaba a la administración pública, pues ya fungía entonces como regidor en el Ayuntamiento de Zamora. Antes, fue subdirector de la Policía de Tlaquepaque, Jalisco, e incluso busco ser alcalde de Zamora en 2021 por el PRD.
Sin embargo, a su llegada regresó a Tránsito y Movilidad lo peor de la Administración del exgobernador Silvano Aureoles Conejo, quien mantuvo en la corporación la presunta red de corrupción que estableció Jorge Alvarado Serrato, exdirector de Tránsito estatal y allegado a Silvano Aureoles y al excandidato a gobernador, Carlos Herrera Tello.
Con la llegada de Martín Barragán a Tránsito del estado, también llegó a las oficinas de la corporación policiaca un exagente de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), de apellido Zapién, con un negro historial en la entidad.
Asimismo quedaron cercanos operadores de Jorge Alvarado, como su secretario particular, Juan Carlos Chávez González; Claudia Sarabia, de enlace administrativo.
La desaparición de Tránsito del estado obedece al recrudecimiento de la corrupción, pues millones de pesos se perdieron en multas cuyo cargo nunca llegó a la Tesorería y en dinero del presupuesto cuyo ejercicio no se pudo comprobar.
Al arribo de Martín Barragán Andrade a Tránsito del estado, este decía que era incorruptible, pero mucho del dinero desaparecido habría ido a parar a varios bolsillos y a una campaña política.
Además del dinero de las multas y del presupuesto, la Administración de Barragán Andrade habría quitado ilegalmente prestaciones a los agentes e incluso se les habrían vendido playeras que además no son parte del uniforme oficial.
