El grito de dolor de Jesús sigue resonando en Colinas y Valles: Obispo de Apatzingán

El grito de dolor de Jesús sigue resonando en Colinas y Valles: Obispo de Apatzingán
Autor: Redacción / Noventa Grados | Fecha: 28 de Marzo de 2021 a las 13:03:00

 * Estos gritos son por el asedio del crimen organizado y la falta de atención de los gobiernos. 

APATZINGÁN, MICH., 28 DE MARZO DE 2021. - La víspera de la Semana Mayor y en el marco del Domingo de Ramos el Obispo de la Diócesis de Apatzingán, Monseñor Cristóbal Ascencio García, lanzó un exhorto al pueblo de Dios para que el grito desgarrador de Jesús al clamar a Dios que no lo abandone, no siga resonando entre valles y colinas, pues en la actualidad este grito que es muy actual, sigue cruzando a lo largo y lo ancho de los municipios y estados de nuestro país.

Lo más triste dijo el Obispo, es que es un grito tan repetido, que pareciera que ya nos acostumbramos a escucharlo, ya no estremece, y no aterra por qué nos hemos acostumbrado al horror del sufrimiento, del dolor y de la muerte y hemos anulado el impacto del sufrimiento convirtiéndolo en una estadística; nos hemos deshumanizado, el único sufrimiento que importa es el propio y pensamos, mientras Yo esté bien, que importan los demás. 

Al reflexionar en el grito de Jesús desde la cruz, recuerdo tantos gritos en nuestros pueblos que viven bajo el asedio del crimen organizado; tantos gritos de nuestros enfermos que no son atendidos; tanto gritos provocados por la injusticias; tantos gritos que se quedan en el aire sin ser escuchados.

En su mensaje del domingo de Ramos el Obispo dijo, estos gritos son dirigidos a Dios, sí, pero también a los gobernantes y a cada uno de nosotros: “¿Por qué nos tienen abandonados?”,  por qué hoy hay muchos oídos sordos. 

En ese sentido el llamado el líder de la Grey Católica, es a que vivamos ésta Semana Santa en Reflexión y Recogimiento pues aunque el sufrimiento es parte de la condición humana, debemos hacer lo que nos toca para mitigar el sufrimiento de los demás y a no acostumbrarnos a los gritos de dolor de sufrimiento a esas injusticias y a no caer en la resignación que paraliza.

Cabe mencionar que pese al llamado de la autoridad para evitar las aglomeraciones, la Catedral y otros templos de la Diócesis lucieron abarrotados de fieles que fueron a la bendición de Ramos.

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