XXII aniversario de ordenación episcopal

XXII aniversario de ordenación episcopal
Autor: Redacción / Noventa Grados | Fecha: 22 de Julio de 2018 a las 19:04:00

Morelia, Mich., a 22 de julio de 2018.-  Con profunda gratitud el próximo 25 de julio daré gracias a Dios por el don y misterio de la vocación, al conmemorar que hace 22 años el Señor me eligió, para hacerme partícipe de la plenitud del sacerdocio en el Episcopado, quiero manifestar mi alegría y gratitud. Llamado a ser pastor y obispo de su grey amada, quiero hacer público mi agradecimiento a Cristo por llamarme; y a todos ustedes: mis obispos auxiliares, sacerdotes, miembros de la vida consagrada, hermanos laicos, miembros de la sociedad civil y medios de comunicación, por el cariño, la cercanía y el apoyo fraterno y amistoso que me han ofrecido durante todo este tiempo; a la vez, les pido que me ayuden a dar gracias a Dios porque me ha permitido servir en esta Arquidiócesis de Morelia que me formó, desde hace un año y medio. También quiero felicitar a. Mons. Carlos. Suarez Cazares que cumple en la misma fecha, 30 años de obispo.

Quiero compartir con todos los sacerdotes de Morelia, Cd. Altamirano, Nezahualcóyotl y Acapulco mi alegría y gratitud; les pido me ayuden a dar gracias a Dios, les agradezco que me hayan ayudado a crecer como persona, como sacerdote y como Obispo.

En ocasión de esta fecha quiero llenarme de ilusión y entusiasmo en Cristo y continuar caminando en la alegría del servicio y la entrega episcopal. Quiero ser con toda la Iglesia signo de consuelo, esperanza, fortaleza, y compromiso con la Construcción de la Paz; anunciando, a todos los que lo necesitan, que Cristo nos acompaña y nos fortalece. Quiero seguir siendo portavoz del grito de mi pueblo. Ayúdenme a pedir a Dios que renueve mi alegría, entusiasmo y entrega en el Sacerdocio y el Episcop generosidad cumpliendo la misión que Cristo me ha encomendado y encomiendo mi Episcopado a la Virgen María, Nuestra Señora de la Salud.

UNIDOS EN ORACIÓN POR LA PAZ EN NICARAGUA

Ante la ola de violencia que se vive en nuestros días en nuestro hermano país de Nicaragua, quiero invitar a todos a tener esperanza y comprometernos en la búsqueda de la Paz. La paz social no puede entenderse como una mera ausencia de violencia lograda por la imposición de un sector sobre los otros.

La paz se construye día a día, en la instauración de un orden querido por Dios, que comporta una justicia más perfecta entre los hombres. En definitiva, una paz que no surja como fruto del desarrollo integral de todos, tampoco tendrá futuro y siempre será semilla de nuevos conflictos y de variadas formas de violencia.

El ser ciudadano fiel es una virtud y la participación en la vida política es una obligación moral. Es un compromiso lento y arduo que exige integrarse y aprender a hacerlo hasta desarrollar una cultura del encuentro en una armonía personal y comunitaria (EG 218-220), favorezcamos todos un clima donde logremos una verdadera convivencia social.

Es por ello que los Obispos de América Latina y El Caribe, como servidores del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo, expresamos nuestra cercanía y solidaridad con el pueblo Nicaragüense y con sus pastores profetas de justicia, ante la dramática y dolorosa crisis social y política que allí se vive actualmente.

Los invito ante esta grave situación de Nicaragua, a no cerrar los oídos ante el clamor y sufrimiento de nuestros pueblos y a continuar a seguir encontrando caminos de diálogo e instaurar la justicia y la paz, “para que en Cristo, todos tengan vida” (Aparecida 4); de modo especial, quienes se sienten desconsolados por la muerte y la violencia.

Hoy, en todas nuestras celebraciones, en todas las comunidades creyentes de todos nuestros países, se eleva una oración especial por el Pueblo de Nicaragua. Confiamos nuestros países a la Virgen María, que su intercesión, los gobernantes devuelvan la paz y la alegría a nuestras comunidades.

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