Educación y comedia

Educación y comedia
Autor: Luis Miguel López Alanís | Fecha: 31 de Julio de 2015 a las 13:50:00

Foto: La Voz de Michoacán

El bufón era un personaje cómico de la antigüedad, extravagante, encargado de divertir a reyes y cortesanos con gracias de mal gusto, barrabasadas de gente poco educada y gestos forzados. En nuestro tiempo hay políticos bufones cuya venenosa misión es divertir, o sea, distraer, alejar la atención del pueblo a otra o a otras partes, para dividir y debilitar sus fuerzas, para engañarlo y desorientarlo. Esta encomienda sólo pueden llevarla a cabo desde el poder político y económico presentando sus atropellos a la razón, a la lógica y a la justicia en una forma tan lamentablemente cómica que sólo queda como alternativa mover lateralmente la cabeza sin esperanza. Este tipo de políticos defienden intereses bien definidos, y de allí brota el motu proprio de su decir y actuar, intereses normalmente malsanos, de mafia; y en aras de defenderlos son capaces de llegar a los más insólitos arbitrios, de imponer decisiones no gobernadas por la razón, sino por el capricho y el apetito voraz del poder. El político de estas características no se preocupa por la limpieza de sus declaraciones, por la coherencia de sus actos con ellas, por las cifras precisas o los datos concretos de su actividad porque sus obligadas consecuencias no le benefician y, en cambio, recurre a las generalidades, al descuido y desfachatez de las respuestas a los justos reclamos, al descaro en la admisión de la ignorancia, sustentados en el desprecio a sus semejantes y la soberbia.

Esta larga disquisición viene a cuento irremediablemente porque cuando uno presta atención a las constantes declaraciones del titular de la Secretaría de Educación de Michoacán (SEE), Armando Sepúlveda López, lastimosamente chistosas, queda uno sorprendido por su insensatez y se siente obligado a razonarlas; en política no hay casualidades y es preciso prevenirnos contra las intenciones que ocultan.

Vea usted algunos ejemplos. Recordará que el día 18 de junio pasado se firmó una minuta entre la CNTE y el gobierno de Michoacán, representado por Jaime Esparza Cortina, secretario de Gobierno; por Sepúlveda López y por Miguel López Miranda, secretario de Finanzas, en la que el Gobierno se compromete, entre muchas otras cosas inaceptables, a no ejercer contra los trabajadores de la educación “represión administrativa, laboral, física o de cualquier otra modalidad por su participación en la jornada de lucha magisterial”, esto es, pueden suspender clases cuanto quieran sin dar cuentas a nadie. Al respecto recordará usted también que este año escolar hubo al menos 40 paros decretados por la CNTE –póngale, para no parecer tan exigentes, un día por cada uno, aunque ya sabemos que implican más-; también recuerde que la CNTE tiene lo que llaman Reuniones Regionales Masivas un promedio de dos veces por mes, e implican la suspensión total de clases para que los mentores vayan a pasar lista obligada; son, pues, un promedio mínimo de 12 en el ciclo. Así que sin contar el resto de las suspensiones archisabidas, tenemos por lo menos 52 días no laborados, seguros. Pues el día previo a la firma de la mencionada minuta, la prensa moreliana consignó que Sepúlveda López declaró que “acerca de poder recuperar las horas de clase perdidas sólo espetó (nótese el verbo que usa el reportero) que la afectación no ha sido mayor como en otros años, y serán los propios docentes los que decidan cómo reponer el trabajo que no

hicieron, incumpliendo el calendario escolar que comprende 200 días de clase. Calculó, de hecho, que con el paro de labores se habrá cumplido con 185 días de clases. Sepúlveda López refirió sobre el descontar los días no trabajados al magisterio democrático, que no hay indicación de suspender pagos como consecuencia del cese de clases y las movilizaciones de los centistas, de modo que no se aplicarán”. (Respuesta.com.mx, del 17 de junio, día en que la minuta ya estaba lista para firmarse). Así que “no hay afectación mayor”, “no hay indicaciones” y los propios docentes decidirán “cómo reponer el trabajo que no hicieron”. Así, de ese tamaño. Tres semanas después, el 10 de julio, declaró que “desconoce si en este momento lo están haciendo” (recuperando clases), que “no cuenta con la cifra de escuelas que estarían cumpliendo esta promesa”; que “cuando existan datos concretos (¡) habrá sanciones”; que sobre el daño económico a la SEE afirmó “no tener la cifra exacta”; que varias escuelas cerraron antes de tiempo "porque así se los permite el calendario escolar" (¡!) (El Sol de Morelia y Jjrosales.com); y para coronar su pastel de expectoraciones, el Doctor en Matemática Educativa y profesor de la Universidad Michoacana, hizo sus cuentas con la calculadora que le regaló la CNTE y remató con un “a pesar de lo cual logró cumplirse el ciclo escolar” (¡doble ¡!!) (Respuesta.com.mx, misma fecha). No se ría, así es este señor. Pero eso sí: “No he tenido acercamientos con los líderes de la CNTE” (La Jornada Michoacán), declaraba irónicamente el 6 de junio, una semana antes de la firma de la oprobiosa minuta, esperando que todos crean que ésta surgió como Minerva de la cabeza de Júpiter: completa y armada.

La verdad da muina continuar porque son innumerables las muestras de “delicadeza intelectual” de nuestro señor Secretario, poco edificantes para la educación de nuestros hijos como no sea por el mal ejemplo. A donde quiera que usted mire, trátese del asunto que sea, como el de los jóvenes seleccionados como idóneos en el examen para obtener una plaza, quienes sufren persecución por parte de la CNTE -con la connivencia de Sepúlveda López- para no dejarlos tomar posesión de sus supuestas plazas –para ellos no hay aplicación de ningún “protocolo de seguridad” que garantice sus derechos, están en la más absoluta indefensión y sin estabilidad laboral-. A eso el Secretario declara con toda la falsedad posible “asignación de plazas, sólo mediante procesos oficiales” (Quadratin.com.mx, 7 de noviembre de 2014) y al mismo tiempo, burlando a la SEP, violando todas las leyes posibles sin violarlas (¡es posible, él y los suyos lo llaman “irrestricto respeto a la ley y apego a la legalidad”! ¡Quedamos que no se reiría usted!) el señor incrusta en la SEE a 989 normalistas egresados, sin hacer examen ni siquiera saber si pasaron de año, forzando el proceso de darles plazas y dando su control a la CNTE. Ante las muchas denuncias y cuestionamientos al respecto, su soberbia da la callada por respuesta. O qué tal este triple salto mortal: “Asimismo, dijo desconocer el método por el cual la dependencia estatal asignó los centros de trabajo a 275 egresados normalistas que ingresaron al nivel de preescolar, en su mayoría a la zona urbana, a pesar de las necesidades que hay en el sector rural” (La Jornada Michoacán, 3 de enero de 2015). ¿Ya se mareó usted? Si la Auditoría Superior de la Federación acusa a la SEE de desvío de recursos, responde que no conoce los resultados de la auditoría; si se trata de la investigación de las 500 plazas duplicadas en la SEE, justifica a

su gobierno y declara a Mimorelia.com que “hasta ahora, no se ha detectado a algún funcionario público que esté involucrado en la situación” (¡aunque usted no lo crea, obró el Espíritu Santo!); si de la renta de inmuebles por parte de la SEE, que ha disminuido “aunque no detalló en cuánto”; si de que la Federación no reconoce 49 mil plazas de maestros en Michoacán, que “con recursos estatales se deberá de cubrir el pago” (La Voz de Michoacán, 22 de abril), o sea, a costa de todos nosotros se deberá pagar a maestros y también a los faltistas. Et cétera.

Las desafortunadas declaraciones de este secretario, sus constantes “olvidos” y mal manejo de cifras y datos –él sí puede hacerlo, no sus alumnos-, son bufonadas de la más mala calidad que pretenden distraer y engañar a fin de proteger a sus compinches de la CNTE, cuya complicidad necesita para seguir regenteando el poder de la SEE, aún con otro titular. Así ha sucedido por décadas: la educación pública está en los hechos privatizada a favor de la CNTE y sus cómplices en la SEE y los pésimos resultados educativos están a la vista. Los políticos bufones son producto de una clase social en plena descomposición, que se ponen al frente de ella porque son los que necesita… son los que la expresan mejor.

Un funcionario así, ¿con qué justo criterio o buen juicio va a manejar el asunto de las escuelas de tiempo completo de Morelia apoyadas por Antorcha? Con ninguno: la amenaza, la agresión y la mentira han sido su respuesta. Lo invito a reflexionar en este tema y a concluir que ya es tiempo de que este tipo de gentes no nos gobierne. ¿Podríamos estar de acuerdo en esto? Ojalá, porque mientras no nos unamos, esta comedia macabra seguirá.

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