Tolerancia

De manera recurrente hablo acerca de la tolerancia como un principio básico, pero también como un valor que permite a las personas reconocerse en sus diferencias aceptando que ambas tienen el valor de ser humanos y de contar con los mismos derechos, y que ello, constituye la más grande riqueza social con que cuenta la humanidad.

Pese a ello, muchas personas piensan que la tolerancia por su expresión semántica no es adecuada invocarla, y prefieren decir que es mejor el respeto. En diversas ocasiones lo escucho y cuando puedo reflexiono para que las personas observen la importancia de lo que significa la tolerancia y que antes de respetar debo tolerar.

Primero tolero, después respeto; y es que la tolerancia es el cimiento sólido de toda sociedad civil y de la paz; no se puede advertir de otra manera, si yo no tolero, no respeto, sino tolero y respeto se dificulta el diálogo y la inclusión, como mecanismos de convivencia y paz social.

Pero también en el preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas se afirma que la práctica de la tolerancia es uno de los principios que deben aplicarse para que las Naciones Unidas alcancen sus objetivos de impedir la guerra y mantener la paz, esto es, no solamente la tolerancia es entre las personas, también lo es entre las instituciones y entre los países.

Otro de los propósitos de las Naciones Unidas expresados en la Carta es lograr la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinciones por motivos de raza, sexo, idioma o religión, o cualquier otra situación que atente contra la dignidad humana de las personas.

En el marco del día del  50 aniversario de la UNESCO, el 16 de noviembre de 1995, los miembros de ésta aprobaron la Declaración de Principios sobre la Tolerancia. A 22 años, es importante seguir construyendo y desarrollando la conciencia social en la humanidad para el ejercicio de la tolerancia.

La Declaración afirma que la tolerancia no es dádiva,  ni indulgencia ni indiferencia. Es respeto y apreciación de la gran variedad de culturas en el mundo, de las formas de expresión y de las maneras de "ser humanos", es el reconocimiento del valor que se les da a las personas por el simple hecho de ser humanos. La tolerancia reconoce los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de las personas. La gente es distinta por naturaleza, sólo la tolerancia asegura la supervivencia de comunidades heterogéneas.

La sola existencia de distintas comunidades indígenas en el Mundo, en América Latina, en México y en Michoacán, nos ofrece una diversidad cultural, que nos lleva a pensarnos con una visión intercultural, tal como lo señala Giovanni Sartori.

Pero la tolerancia por sí sola no significa nada; para impulsarla se requiere de trabajar en erradicar aquellas leyes que discriminan y excluyen, prohíben y condenan; debe de trabajar en un marco de promoción de la cultura y la educación, sobre todo en la educación básica. La tolerancia debe incidir en crear y desarrollar conciencia social a partir de que las personas hombres y mujeres tengan acceso a la información y transparencia de las acciones públicas. Pero sobre todo, la tolerancia debe trabajar en un marco de soluciones locales, no puede homogenizarse a las poblaciones, al contrario se debe de partir de una revisión holística, que tome en consideración a las personas y sus narrativas.

En México, como en Michoacán, muchas personas son intolerantes. Intolerantes ante la diversidad cultural, intolerantes antes las personas con discapacidad, intolerantes ante  las minorías religiosas, intolerantes ante la pobreza, antes la diversidad sexual, ante el matrimonio igualitario, ante la mendicidad. Dejemos la intolerancia y pasemos a construir un modelo social de tolerancia, respeto, inclusión y convivencia social.
Yo tolero, tú lo haces?