Cierto, don Andrés, es un hombre de carne y hueso

Cierto, don Andrés, es un hombre de carne y hueso
Autor: Óscar Tapia Campos / Noventa Grados | Fecha: 15 de Mayo de 2019 a las 15:09:00

Morelia, Michoacán., 15 de mayo del 2019. - Cierto, muy cierto, don Andrés no viene de otras galaxias.
Cierto, es el presidente de la República Mexicana, y es un hombre de carne y hueso, con aciertos y con errores, con limitaciones y alcances.
Cierto, el señor Andrés López ocupa hoy el más alto escaño del Poder Ejecutivo nacional, cargo al que debe honrar, al que debe servir, al que debe entregarse.
Don Andrés López ya no es candidato, entonces ya no tiene porqué seguir en campaña, ahora hay que ver sus acciones con lupa, hay que revisar su toma de decisiones para aplaudir lo plausible de ellas y para reprocharle lo reprochable.
Su cargo lo obliga, lo exige, le ordena. Seguramente cometerá infinidad de errores, indudablemente que tendrá múltiples aciertos, pero hacer el bien es su obligación, hacer el mal no es un derecho que él tenga.
Cierto, no es un ente bajado de las estrellas, no es un icono, ni un santo, es un hombre que ambicionaba ser presidente de la República, que decía contar con las fórmulas para acabar con esto y con aquello, para mejorar a diestra y a la siniestra, pero como no tiene una varita mágica, ni los polvos de la bruja Celestina, va a darse de topes de cabeza, va a ir de tumbo en tumbo, y también, es obvio, va a tener aciertos chiquitos, medianos, grandes y monumentales, el cargo lo permite.
Cierto, ha polarizado a la ciudadanía de este país, ha provocado grandes divisiones entre los mexicanos, y se ha excedido en su manejo del lenguaje, en sus descalificaciones para los sectores que le son adversos, y no parece querer cambiar.
Pero tendrá que hacerlo, porque tarde que temprano admitirá que sus asesores, sus consejeros, sus files le están haciendo mucho mal, y querrá recomponer el camino porque seguramente sí tiene en mente ser el mejor presidente que haya tenido nuestro país.
De lo que tarde en asumir que el camino que está siguiendo no es el mejor de los caminos, dependerá que pueda o no lograr su cometido, legítimo por cierto, de ser el gran estadista mexicano de todos los tiempos.
No es un hombre tonto, claro que no, ni un limitado, al contrario, es un hombre muy listo, muy inteligente y sagaz. Esperemos, por ello, que explote sus principales virtudes para que recomponga el rumbo, que si lo hace, todos saldremos ganando, principalmente México y él. Así sea.

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