Crece la inconformidad por abusos de las instituciones crediticias

Crece la inconformidad por abusos de las instituciones crediticias
Autor: Óscar Tapia Campos | Fecha: 7 de Abril de 2018 a las 15:05:13

Un viacrucis las tarjetas de crédito bancarias
 
Morelia, Mich., a 07 de abril del 2018.-
Sin que haya autoridad que meta en cintura a los bancos y demás empresas crediticias de este país, las tarjetas de crédito son hoy día una de las trampas que dañan gravemente la economía familiar de la clase trabajadora de México, porque lejos de ser un beneficio para el poseedor se convierte en una viacrucis que acaba con pequeños y medianos capitales por los abusos que se cometen por parte de quienes las extienden.

La inconformidad contra empresas como Bancomer y HSBC, sólo por citar a dos, crece diariamente porque miles de tarjetahabientes consideran que han sido víctimas de cargos indebidos, intereses anodinos y robos descarados, porque hablan de compras que no se hacen, de préstamos que no se piden ni perciben, de ocultamiento de adeudos y desaparición de inversiones bajo la argucia de que si no cancelas una tarjeta que dejaste en ceros te cobrarán hasta por respirar.

Obtener una tarjeta de crédito es de lo más simple, es más te ruegan con ellas, te la pintan color de rosa, te bajan como a las quinceañeras el cielo, la luna y las estrellas para que la aceptes y, después, ay después, te das cuenta que has firmado para aceptar un  problemón de esos que están destinados a perjudicar a la clase trabajadora, a la gente de clase media, a quienes menos tienen.

Experiencias personales, de parientes, vecinos y conocidos hablan de lo mismo, que Bancomer o HSBC aplican acciones retardatarias que terminan por asfixiar la economía de un asalariado que tuvo la mala fortuna de caer en sus redes a través del sistema de tarjetas de crédito, porque de pronto empiezan las llamadas telefónicas a todas horas del día para exigir un pago mínimo para no generar intereses siendo que la persona había pagado todo y no debía nada, incluso que tenía cancelada dicha tarjeta de crédito.

Un caso concreto es el de Juan López García que solicitó una tarjeta de Wal-Mart con la que durante mucho tiempo hizo compras en la empresa y transnacional, pero un día le dijeron que ya no podía continuar usándola porque la tiendota y Bancomer habían cancelado sus negociaciones.

Juan García no tenía deuda con Wal-Mart por lo que entendió que todo quedaba en ceros, sin embargo cinco años después le llamaron de Bancomer para informarle que debía mucho dinero, éste investigó y resulta que nadie le dijo que Bancomer seguiría cobrándole anualidades y que éstas generan comisiones e intereses para el banco, nadie le avisó que debía cancelar la tarjeta, nadie le orientó, nadie le puso al tanto, todo cayó en un silencio sospechoso que cinco años después se convirtió en una deuda ruidosa.

Juan tuvo que endeudarse aquí y allá para pagar y cuando ya tenía la cuenta en ceros pidió la cancelación y la respuesta fue no, “aquí tiene un adeudo pero el sistema no me deja ver en qué consiste”, habló al 01800 que le dijeron, lo pasaron con una supervisora, luego con una gerente, después con la mamá de los pollitos y el resultado fue el mismo, no pudo cancelar la tarjeta y tenía ya otra deuda. Recurrió a la Conducef, donde le dijeron que debía pagar.

Frustración, coraje y angustia son al final del día las consecuencias naturales en quienes entienden que son víctimas de abusos, engaños y despojos, por lo que en reiteradas ocasiones grupos de ciudadanos se han manifestado fuera de los bancos con pancartas en las que se puede leer: “Bancomer, rateros”, “Bancomer, cómplice de delincuentes”, “Bancomer, cumple, no más fraudes”, “Bancomer, no seas cómplice de rateros”, “Bancomer defrauda a sus clientes vaciando sus cuentas, clonando tarjetas, manipulando datos, cuídense”.

Y, sin embargo, ni el poder Ejecutivo, ni el Legislativo, ni el Judicial hacen nada para proteger realmente a la clase trabajadora en ámbitos como el aquí expuesto. Ah, pero estamos en época electoral, por lo que hay que precisar simplemente: felices votaciones. Así sea.

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