Lucía Lang, bella moza de cuadra que atiende a los corceles más prestigiados del mundo

Lucía Lang, bella moza de cuadra que atiende a los corceles más prestigiados del mundo - Foto 0
Lucía Lang, bella moza de cuadra que atiende a los corceles más prestigiados del mundo
Lucía Lang, bella moza de cuadra que atiende a los corceles más prestigiados del mundo
Lucía Lang, bella moza de cuadra que atiende a los corceles más prestigiados del mundo
Autor: Óscar Tapia Campos / Noventa Grados | Fecha: 20 de Abril de 2018 a las 09:51:16

Morelia, Mich; 20 de abril de 2018.- Vengan, vamos a saber de una bella, muy bella mujer gala que vive entre caballos estrellas, que viaja por todo el mundo, que acaba de estar en Morelia, que desea ser madre, pero a sus 39 años todavía no sabe lo que es tener suerte en el amor, que es un personaje singular, especial, único.

Lucía Lang es una mujer diferente, hermosa, sin parangón en el mundo. Conocerla es abrirle la puerta a la sorpresa, a la capacidad de  asombro, al respeto y a la admiración. La conocí y quedé impactado por su porte, su señorial actitud ante el reto de existir, por su vida y su profesión.

Francesa de nacimiento, trotamundos por su quehacer, y dueña absoluta de una realidad, esa que ha construido de cara al sol, de frente al reto, parada al centro del universo, Lucia Lang vive entre caballos de alto rango universal, entiende de psicología equina, es un caso ejemplar de dignidad humana.

La  vi en el patio de cuadrillas de la Plaza de Toros Monumental de Morelia, metida entre 10 de los corceles más bellos, caros, famosos y codiciados del planeta; los atendía, consentía, acicalaba y metía en orden. Estaba ella concentrada en su actividad, ajena a las múltiples miradas de curiosidad.

Es moza de cuadra desde hace 14 años, es decir la responsable del cuidado, la atención y la consideración de los caballos de Pablo Hermoso de Mendoza. Enorme responsabilidad la de esta menudita gala de ojos vivases, de seriedad afable, de belleza indomable. La abordé y con una sonrisa con sabor a infancia me concedió la entrevista exclusiva para 90grados: “El mío es un trabajo a la sombra, un trabajo en equipo, ayudo al éxito”.

Su español es claro, limpio, zeteado, muy a la española, como que lo ha perfeccionado en la madre patria de los patriotas españoles, “si es que los hay”, dijo Pronceda, un buen amigo sevillano que vivía acá en la Ciudad de la Tranza y el Smog, el quevenía seguido a Morelia.

Lucía Lang es parisina de París, no porque la haya traído de allá una cigüeña. Nació hace 39 años en la Ciudad Luz. Un día del 2003 vio torear a Pablo Hermoso de Mendoza en Nimes, lo abordó y sin decir aguas va, le dijo “me gustaría trabajar contigo”, el rejoneador le pidió sus datos y ella pensó que allí quedaría todo, pero no, un mes después recibió una llamada, estaba contratada por el estellés.

La vida, como la rueda de la fortuna, da muchas vueltas, y para Lucía Lang eso aplica a la perfección, porque tres meses después de haber entrado a trabajar con la máxima figura mundial del Arte de Marialva, llegó a la finca de éste María Sara, la primera rejoneadora francesa de la historia, quien le pidió a Hermoso de Mendoza que le permitiera que Lucía se sumara a su equipo de trabajo, lo que sucedió de inmediato, relación laboral que concluiría cuatro años después, cuando se despidió del rejoneo la jineta.

De regreso con Pablo, Lucía Lang fue nombrada moza de cuadra, responsabilidad en la que suma ya una década, por lo que se ha convertido en un rostro visible en todos los días en que el rejoneador navarro  está encartelado.

¿Qué estudiaste?, le pregunté, y su respuesta nada tiene que ver con el rejoneo, porque “hice la carrera de Artes Gráficas”. Esto es que se trata de una mujer que tenía como proyecto de vida convertirse en creadora, en artista, en grabadora, “pero siempre me gustó montar a caballo, yo practicaba la hípica”.

Su trabajo inicia muy temprano y concluye muy noche, “aunque siempre debo estar atenta al comportamiento de los caballos, para auxiliarlos cuando se necesite. Entre mis responsabilidades está la de cuidar de su salud, tomarles la temperatura, ver que estén cómodos, alimentarlos y aplicarles sus medicamentos”.

Lucia Lang monta todo los potros de Pablo Hermoso de Mendoza, pero una vez que el rejoneador los toma para domarlos, para arrendarlos, para prepararlos para el rejoneo, ella no los vuelve a montar “porque él se encarga de todo eso, así los caballos lo identifican, se familiarizan con él”.

Le pregunté de su vida,  de sus emociones, de esos secretos del corazón: “No he tenido suerte, no ha llegado para mí, pero soy feliz con mi vida, con mi trabajo, no cierro las puertas al amor, pero no ha llegado”.

Le precisé que un embarazo cortaría de tajo su carrera al lado del rejoneador. “Sí, es complicado conciliar la vida familiar con mi trabajo, pero claro que he pensado en tener un crío, mas la suerte no ha estado conmigo y no focalizo sobre eso porque he aprendido a disfrutar la vida que tengo”.

Nuestro personaje de hoy es afortunado porque todavía le viven papá y mamá, además de que tiene dos hermanos, “es decir - le dije- que ellos serán abuelos solamente de hijos de sus hijos, pero no de su hija”, su repuesta me reafirmó su sueño: “no me descartes, no me condenes, todavía estoy en edad, podría llegar la buena suerte, aunque te repito que no focalizo en eso porque yo disfruto. Muchas de mis amigas querían casarse desde los 20 años, se casaron, pero ahora están divorciadas, yo sigo feliz”.

Precisa que vive con los caballos el 80 por ciento del año, por eso se da una estrecha relación entre ella y ellos: “cuando muere uno, se va una parte de nosotros con él”. Aquí, el nosotros, es porque Lucía Lang precisa que hay otra moza de cuadra y un mozo más.

El trabajo de esta bella mujer comienza a las 8 de la mañana en que tiene que alimentarlos. Si están en viaje los descarga dos horas después, los prepara para torear, los limpia, se asegura de que estén sanos, les toma la temperatura, busca que tengan un clima fijo, les hace sus trenzas y, en dos palabra, los chiquea.

Así y todo, Lucía Lang, no pierde su feminidad, siempre bella, todo el tiempo sensual. ¿Qué mujer, señores y señoras, qué mujer! Así sea.

Más información de la categoria
Más información de la categoria
Comentarios