Hace 7 años desaparecieron a la Piedad y al San Luis, ahora van por Monarcas 

Morelia, Mich., a 29 de mayo del 2020. - Todo indica que hemos sido convocados para atestiguar la extinción de Monarcas Morelia. Extinción, digo y preciso, porque lo que se intenta no es un cambio de sede, sino la desaparición de un equipo con 70 años de claroscuros, porque si se consuma ya no podrá resurgir, aunque luego aparezca otro que lleve el nombre de la capital michoacana.

Nos convocan a ver lo que ya hemos visto muchas veces en el futbol mexicano, porque los dueños del futbol profesional de este país la han hecho una y mil veces y no se han tentado el corazón ante la tristeza, el dolor y la desesperación de los aficionados que quisieron y aprendieron a adorar una marca que ciertamente no les pertenece, pero la sienten como suya.

Monarcas podría quedar reducido a cenizas a más tardar en dos semanas. Sin embargo, para mí está claro que mientras no llueva, truenos y relámpagos no son tormenta y eso permite mantener encendida la llama de la esperanza. Mientras no se consume puede no suceder, lo que hoy suena lógico porque por primera vez el país entero reprocha el hecho.
Hoy, precisamente hoy, hace un año que los federativos les dieron una puñalada trapera a los equipos La Piedad y San Luis. El primero pasó de ser Reboceros a Tiburones Rojos, el segundo se convirtió en Jaguares de Chiapas, ambos también ya extintos.

Cierto, esas metamorfosis son legales, porque los dueños de los equipos tienen todo el derecho de hacer con sus empresas lo que ellos quieran. Son legales esas extinciones, pero no son justas, porque frustran a miles de personas y perjudican a otras, habida cuenta que las dejan sin trabajo, sin equipo y sin futuro en el futbol.

Pero aunque esas decisiones empresariales son injustas, los empresarios no son mercenarios, ni traicionan a nadie como ahora quieren juzgar a los dueños del todavía no extinto Monarcas. Son hombres de empresa que negocian, que acuerdan, que buscan recursos para mantener viva a una fuente de trabajo y empleo. Por eso los gobiernos les inyectan dinero, por ello mismo se alarman ante la posibilidad de que un equipo desaparezca, porque los beneficios que éste genera para la entidad son mayúsculos, ya que pone a la ciudad y al estado en vitrinas turísticas nacionales e internacionales.
Total, hemos sido convocados a ser testigos de la extinción de Monarcas Morelia, precisamente cuando hoy hace 7 años anunciábamos la desaparición de otro equipo michoacano, La Piedad, mismo que acababa de ser campeón de la Liga de Ascenso y, por consiguiente, se convertía en el benjamín del máximo circuito del futbol mexicano. Siete años también de la aniquilación del San Luis. Convocados, sí, pero no convencidos de que suceda, porque en política todo puede cambiar de un instante a otro, ojalá que este sea el caso.

A continuación les dejo íntegra la nota que hoy hace siete años publiqué en un diario local que está, ese sí, ante su inminente desaparición oficial, porque lo cierto es que hace tiempo ya sólo existe en el imaginario porque sus tirajes son mínimos, lamentablemente para mí.