De la verdadera historia de Monarcas… (4) El sueño de jugar en la zona centro, categoría Semiprofesional 

Morelia, Mich., a 30 de marzo del 2020. - Bien, bien, el sábado pasado nos quedamos en el número tres de esta serie, en ella doy cuenta de que el Oro tuvo que superar uno y mil obstáculos para llegar a la Primera Fuerza de la Liga de Futbol Morelia, en la que logro coronarse en 1947. 
Ya en el máximo circuito, el Oro se convirtió rápidamente en el gran animador de la competencia por la alegría e imbatibilidad de sus jugadores, los que le dieron una personalidad carismática. Por eso fue por lo que Rodolfo Zavala y Eucario Gómez pensaron en que había que ir más arriba, precisamente a jugar en la Zona Centro, donde los grandes protagonistas eran los equipos reservas de León, Curtidores y San Sebastián.
Como tesorero del los Panzas Verdes fungía Florencio Quiroz, un moreliano que vio con muy buenos ojos la intención de sus paisanos, por lo que les dio el espaldarazo, los orientó en muchos aspectos y los presentó con los directivos de la Zona Centro.
Se pactó una reunión y a ella asistieron Rodolfo Zavala y Pedro Cázares (sobrino de Eucario Gómez). Después de analizar muchos aspectos, pros y contras, y de dialogar por largas horas, los delegados de la Zona Centro concluyeron en que el Oro debería jugar un partido de prueba para ver si estaba a la altura de la categoría.
Ya de regreso en Morelia, Rodolfo Zavala y Pedro Cázares se reunieron inmediatamente con Eucario Gómez, a quien pusieron al tanto de todo lo sucedido allá en la cuerera ciudad, de tal suerte que, al final, los tres coincidieron en que debían ir a la Liga de Futbol Morelia a solicitar refuerzos.
El Necaxa de la Primera Fuerza les prestó a Jorge “Jocoque” Rodríguez y a Salvador “Chavilla” Sánchez, quien se convertiría en capitán del equipo; mientras que el Libertad les cedió a Ramiro “Colas” Rodríguez y J. Trinidad “Casanova” Hernández.
LA ANÉCDOTA
Durante la entrevista que hace años le realicé a don Rodolfo Zavala, éste recordó muy bien los pormenores y me los platicó con lujo de detalles, muy emocionado y hasta con dos que tres lágrimas que se le querían desbordar por las cuencas de sus añosos ojos:
“Para el partido de prueba, la Zona Centro nos pagaría transporte, alimentación y hospedaje en León, Guanajuato. Pero una semana antes de la fecha señalada, el Vasco de Pátzcuaro fue a enfrentarse a la Selección Juvenil, equipo que los goleó 7-0. No sé por qué, pero los paisanos nos echaron tierra y nos crearon mala fama.
“Así que cuando llegamos a León, nos dijeron que no nos pagarían nada. Y como contrincante nos pusieron ni más ni menos que a un combinado con jugadores de León y Curtidores, así como varios de la Primera División Profesional”.
Le habían mandado un durísimo sinodal al Oro, tanto que la superioridad del combinado guanajuatense desde el principio del partido fue muy clara. Pronto el conjunto moreliano se vio en desventaja y los locales imponían condiciones y marcaban goles. Llegó el momento que los michoacanos se vieron 4-2 abajo.
El público, que era mucho, rugía emocionado en favor del combinado y abucheaba al Oro, eso provocó que los jugadores morelianos se sintieran ofendidos y sacaran la casta. El cuadro áureo tuvo tal reacción que logró poner la pizarra 4-4. Al final los rugidos de la multitud eran en favor de los michoacanos. Ese partido se jugó el 5 de diciembre de 1947.
Merced al abultado empate fue que la directiva de la Zona Centro les comunicó a los áureos que les cubrirían todos los gastos, tal y como lo habían acordado en un principio, y que ya se consideraran como parte de esa liga semiprofesional. El júbilo fue generalizado y el regreso a Morelia fue entre vivas y cantos a todo pulmón. Así sea. (Continuará mañana)