Fiel representación del martirio y la crucifixión de Jesús en Praderas de Morelia

Fiel representación del martirio y la crucifixión de Jesús en Praderas de Morelia - Foto 0
Fiel representación del martirio y la crucifixión de Jesús en Praderas de Morelia
Fiel representación del martirio y la crucifixión de Jesús en Praderas de Morelia
Fiel representación del martirio y la crucifixión de Jesús en Praderas de Morelia
Autor: Óscar Tapia Campos/ Noventa Grados | Fecha: 19 de Abril de 2019 a las 19:46:00

Morelia, Michoacán., 19 de abril del 2019. - Los minutos transcurrían muy lentos aplastados por el peso de un sol que se derretía hirviente sobre el medio día, y Jesús de Nazareth llevaba su cruz a cuestas por las calles de Praderas de Morelia. Los gritos airados de los militares romanos, las protestas estruendosas de Gestas y un todo de sangre, dolor y muerte gravitaba en el ambiente.

Era vía crucis de Hijo del Hombre que vino a salvarnos. El sacrificio, el martirio, la pasión del Hijo de Dios fielmente representada por el cuadro de actores de la Parroquia del Divino Niño Jesús. Hombres y mujeres, viejos y jóvenes, niños y niñas que asumieron su papel con seriedad suma, responsabilidad absoluta y devoción religiosa.

En esta ocasión Jesús el galileo era un joven, alto, moreno y espigado que soportaba las inclemencias, que hacía la caracterización precisa, puntual y, digámoslo así, artística. Porque debes saber, lector atento, que la representación de la Pasión y la Muerte de Cristo realizada en Praderas de Morelia tuvo mucho de hiperrealista, de cruenta y de arte.

Uriel Rojas Jiménez dejó de ser él mismo durante todo el trayecto y se convirtió en Jesús de Nazareth tan vívidamente que la multitud lamentaba su situación, la de Jesús, que era la de ese muchacho moreliano que paso a paso iba a cumplir las profecías; paso a paso, con los filos de la cruz calándole, sangrándole, recordándole que el Hijo de Dios no actuó, sino que padeció estoicamente para que la raza humana tuviera salvación.

Por fin, después de un largo, doloroso, triste recorrido y de haber caído tres veces, Uriel, que es decir Jesús el Nazareno, llegó a donde sería clavado en la cruz. Allí fue despojado de sus vestiduras ante su afligida madre y las mujeres piadosas que estaban con ella. Luego, cuando ya yacía crucificado apareció Samuel Belibeth para burlarse y retarlo. La gente guardaba silencio, por eso las carcajadas del Judío Errante retumbaron tétricamente.

Al final, los restos mortales de Jesucristo fueron entregados a su madre, La Dolorosa lloró intensamente y el ambiente se consternó, la atmósfera fue doliente y la tarde empezó a sollozar la muerte del Hijo de Dios. La representación concluyó con la colocación del cadáver de Uriel, que es decir de Jesús, en el Santo Sepulcro.

El adjetivo obligado para tan buena representación de la Pasión y Muerte de Jesús de Nazareth es excelente, porque todos los participantes actuaron de bien a extraordinariamente, lo que también hay que reconocérselo a los sacerdotes de la Parroquia del Divino Niño Jesús y a Mamá Martha que fungió como directora de escena y directora artística. Así sea.

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